El ministro de Fomento, Francisco Alvarez Cascos, tuvo ayer una apretada agenda. Fue de carretera en carretera y de cinta en cinta. A las 12.30 del mediodía estaba inaugurando la autovía Zaragoza-El Burgo. Llegó, por cierto, de Barcelona. Dejó el cóctel a medias porque a las 16.00 horas cortaba la cinta de la variante de Agreda, en Soria, donde, probablemente también dejaría el cóctel nada más empezar porque a las 18.00 ya estaba inaugurando el inicio de las obras del tramo Mainar-Paniza de la autovía Mudéjar. Esto es estrés.