Una treintena de zaragozanos ha tomado el relevo a los oscenses que han ayunado durante una semana como rechazo a los grandes embalses y trasvases. La próxima semana, ayunantes del Delta del Ebro recogerán el testigo y a éstos sucederán otros de Barcelona hasta cerrar en Bruselas el ciclo con el que se pretende mantener viva la denuncia contra el PHN. Frente a los confesados intereses de Aznar de poner cuanto antes la primera piedra del trasvase, este ayuno es mucho más que un hecho simbólico: es un pulso superlativo, pues como dicen los ayunantes, a medida que se vacía el cuerpo de alimentos se llena de dignidad.