Todavía no tenemos detalles de la muerte de los funcionarios españoles, víctimas de una emboscada en los alrededores de Bagdad. Nos llegó la hora de un ataque directo contra fuerzas españoles. Las víctimas eran funcionarios del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que eran conscientes del peligro que conllevaba su misión y han dado su vida por la Patria. Quienes dirigen la resistencia en Irak apuntan al corazón de Europa. El dolor, después de inundar Italia, nos llega a España. Seguramente el objetivo de los atacantes era sembrar el desconcierto en España, en donde una encuesta reciente del Instituto Elcano ha revelado que el 85% de los españoles ni entiende ni comparte el sentido de la guerra de Irak. Es muy posible que después de conocer esta noticia ese porcentaje sea aún mucho mayor.

El dolor por nuestros muertos no puede empañar el ejercicio del análisis solidario de lo que está pasando y la exigencia de responsabilidad,precisamente desde el respeto a las víctimas y el homenaje al sacrificio de estos servidores de España. Pero no puede sostenerse ni un minuto más la ficción de que los soldados españoles y todos los funcionarios que allí prestan servicio están desarrollando una misión humanitaria. Nuestra presencia en Irak es netamente bélica, en un hemisferio en guerra abierta en donde las bajas de las fuerzas españolas ya contabilizan ocho personas muertas.

Es imprescindible la comparecencia urgente del presidente del Gobierno para informar al Parlamento de todos los detalles de nuestra participación militar y solicitar la aprobación de las Cortes que convalide el envío de las tropas españolas a la zona del conflicto.

Antes de que se produzca, hay que decir que resultará de todo punto intolerable la tentación del Gobierno de manipular el dolor de las víctimas y la solidaridad de los españoles para evitar la crítica política a unas decisiones que el gobierno a tomado unilateralmente, contra el sentido de la voluntad de los españoles, según determinan las encuestas, y sin someter la decisión al Congreso de los Diputados. La unidad solo se consigue desde el consenso y este ha sido un claro ejemplo de decisión unilateral del Gobierno por lo que ahora tiene que asumir las críticas que se produzcan con respeto a todos los españoles que no comparten la posición del gobierno.

*Periodista