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NOS QUEDA ELSEÑOR BONO

Mi admirado José Luis Trasobares me decía el lunes, y lo escribía ayer, que sin trasvase, sin Aznar, con Bush en la antesala del despido y con el dulce talante del gobierno de Rodríguez Zapatero (y de quien será su delegado en Aragón, el eficacísimo y entrañable Javier Fernández) nos quedan menos temas que criticar. Le di la razón al maestro, casi siempre la tiene, y me quedé preocupado. "Bueno, pensé, siempre nos quedarán los líos del ayuntamiento de Zaragoza, la DGA (donde tendrán que ponerse a trabajar en serio una vez derrotado el Plan Hidrológico Nacional)" Pero mira por donde, ayer apareció el señor Bono, a la sazón nuevo ministro de Defensa. Este campeón del españolismo, vencedor absoluto en mil batallas electorales en su Castilla-La Mancha, guardián de las esencias patrias más rancias, demagogo sutil y antaño (hasta hace dos días) defensor del trasvase del Ebro, ha tomado posesión de su ministerio en un acto de castañuelas y pandereta cuya puesta en escena no la hubiera superado ni el Berlanga de los mejores tiempos, con arzobispos, nuncios vaticanos, exfranquistas, toreros, jueces "mediáticos" y cupletistas de por medio. El único ministro que juró su cargo (por cierto y con todos mis respetos hacia los cristianos, con la Constitución en la mano no sé qué pintan un crucifijo y una Biblia en la toma de posesión del Gobierno) no tuvo reparos en volver a jurar que mientras él sea ministro los miembros de la Guardia Civil no tendrán derechos sindicales. Menos mal que nos queda el señor Bono. Que dure.

*Profesor de Universidad y escritor

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