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NECESIDAD DE INFORMACION

Contra muchos pronósticos de políticos y analistas, uno sigue manteniendo la utilidad y conveniencia de la Comisión parlamentaria de Investigación sobre los sucesos del 11-M. Sencillamente, porque el pueblo soberano, los ciudadanos, tienen todo el derecho a saber lo fundamental: Cómo fue posible aquella tragedia de la que ahora algunos parece que pretenden olvidar hasta sus pavorosos efectos.

Se esperan de la comisión muchas cosas más, y una de las más morbosas, desde el primer momento, es el papel que pudieron tener los confidentes, personajes a simple vista deleznables donde los haya, y que vienen a ser la mejor demostración de las cloacas del Estado. Hubo confidentes empleados por la Policía y por la Guardia Civil, y poco a poco hemos ido conociendo el papel del minero Suárez Trashorras y del marroquí Rafá Zouhier. Han hablado ya para el juez Del Olmo y han hablado para los medios de información. ¿Cómo podría suceder que no hablaran para los comisionarios parlamentarios? Entre otras cosas, para que quede a las claras si sus informaciones fueron tenidas suficientemente en cuenta o, como parece, lo que contaban a sus mandos no tenía el menor aprovechamiento en la lucha contra el terrorismo islamista. Decíamos que la utilidad de la comisión está, para uno, fuera de toda duda: no tiene más remedio que proporcionar datos, detalles y conclusiones sencillamente porque así lo reclama la opinión pública y lo requiere a diario la opinión publicada, la prensa.

*Periodista

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