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LA DOBLE MORAL

Para combatirla no hay receta sencilla, y acaso como antídoto sólo quepa exhibir coherencia, integridad y uso de una única vara de medir

Si sacudirse la doble moral como individuo es misión realmente complicada, hacerlo en el plano colectivo es casi imposible, o por lo menos una meta inalcanzable mientras no cambiemos algunas reglas de juego, mejoremos el sistema educativo y pongamos en tela de juicio algunos valores y convicciones comúnmente aceptados. Esta semana hemos tenido ejemplos de las dificultades de resolver esa lacra, la de la doble moral, que nos acecha como sociedad y que tantos perjuicios acaba ocasionando. No hay receta sencilla para combatirla, y acaso como antídoto sólo quepa exhibir coherencia, integridad y desprecio al uso de múltiples varas de medir, entre otras virtudes tan díficiles de reunir.

El caso más flagrante, bochornoso y popular ha sido el vivido por la polémica del racismo entorno al partido España-Inglaterra que se encargó de calentar el seleccionador nacional, Luis Aragonés, con una actitud tabernaria impropia de un cargo público. Pero hay más, y nada tiene que ver con el pelotón. Aquí, sin ir más lejos, hemos asistido a un caso contrario pero también ilustrativo para reflexionar sobre la doble moral: la ruptura de un partido político con representación en Madrid, en Aragón y en Zaragoza, con una organización juvenil que sobrepasó algunos límites.

CASO ARAGONES. En el asunto del racismo en el fútbol, cabe pensar que la reacción airada de la clase política y de la prensa inglesa más o menos seria es síntoma de que en ese país existe un problema no resuelto con el racismo y que ante la imposibilidad de resolverlo internamente, intentan echarnos a nosotros el muerto de su incompetencia. Ahora bien, no es menos cierto que el entrenador ha sido un impresentable, que la federación que lo contrata ha mostrado una actitud lamentable por mantenerlo y que el Gobierno central ha sido incapaz de poner orden antes y después del desaguisado. Lo ocurrido es bochornoso y puede tener consecuencias. Nos podrá parecer demagógico y maniqueo el planteamiento inglés de que la actitud de los energúmenos del Bernabéu puede afectar a la candidatura de Madrid 2012. Pero en todo caso es seguro que el triste espectáculo del miércoles no supondrá nada bueno para el prestigio del país y de su capital.

Si somos severos en el juicio, pensaremos que la absurda bravuconería del entrenador ha sido el detonante de todos los males; si, en cambio, somos algo más generosos al analizar lo ocurrido, entenderemos que hemos sido víctimas de una encerrona. En el fondo, da igual. Hay un hecho objetivo e irrefutable: unos cuantos miles de españoles congregados en el Bernabéu nos dejaron en ridículo haciendo el zángano cada vez que cogía la pelota un negro, y de poco sirve ya pensar por qué lo hicieron, el daño está hecho. Echar al entrenador --"mandarlo a la puta calle" si utilizáramos lo que Aragonés llama los códigos del fútbol-- sería balsámico aunque insuficiente, pues quizás alimentaría aún más a quienes adoptan una actitud defensiva. Sin embargo, no nos vendría mal tener aquí algún Ron Atkinson: el extrenador inglés que fue despedido como comentarista en una cadena de TV inglesa por un episodio exactamente igual que el protagonizado por Aragonés.

CASO CHOBENALLA Y como caso antagónico de la semana, encontramos el episodio disciplinario vivido por Chunta Aragonesista, que ha decidido romper con la organización juvenil Chobenalla al entender que este colectivo iba en contra de los intereses y la política que defendía el partido, al sobrepasar algunos límites. Este sí es un caso que se ha resuelto sin atender a una doble moral, aunque otra cosa es la percepción que pueda tener la sociedad en general.

CHA había sido criticada por mantener bajo su paraguas a colectivos antisistema y ultramontanos pese a reconocer las instituciones y, lo que es más ilustrativo, participar de ellas. Siguiendo esta lógica de pensamiento, en el momento en el que decide prescindir de estos colectivos la decisión debe ser saludada. Pero no, aquí somos más cainitas, tal y como se encargó de recordar esta semana el diputado José Antonio Labordeta, que acusó en TVE a un sector de la prensa de fomentar este discurso contradictorio. Y no le falta razón, pues no se puede defender un supuesto y su contrario para luego quedarse de tancredo y mirar para otro lado. Cosa distinta son las formas, claramente criticables en el caso de la formación aragonesista, ya que la manera de resolver la crisis puede invitar a pensar a los perjudicados y a quienes sintonicen con sus ideas que se debe exclusivamente al interés de la cúpula del partido por mantener el sillón y el sueldo una vez consolidado su acceso al poder. Una sensación que si se fomenta perjudicaría la imagen de un partido que aún aspira a seguir creciendo.

En el ejemplo de CHA, hay que ensalzar el fondo de la decisión adoptada y pedirle a la formación idéntica cordura a partir de ahora. Porque, tras la ruptura con Chobenalla, caben algunas preguntas, como por ejemplo: ¿puede defender CHA ante su electorado seguir presentándose a ciertos comicios partidos que en el fondo pueden llegar a defender postulados similares a Chobenalla? Y también hay que exigirle a Chunta que sea la primera en reivindicar la posibilidad de que Chobenalla siga existiendo y obteniendo espacios para expresar libremente sus ideas y planteamientos políticos y sociales. No en vano, y esa actitud también le supuso un intento de estigmatización por parte de la opinión pública, hablamos de unas siglas que se abstuvieron en la votación de la ley de partidos, y por lo tanto debe ser consecuente.

La formación que preside Bizén Fuster ha de pondear además del coste que tiene desprenderse de una parte de su identidad, algo, por seguir con el paralelismo, que no se ha atrevido a hacer el fútbol español con Luis. Quizás Chobenalla sea la parte más incómoda de esa identidad aunque le cueste reconocerlo, pero también la más dinámica cuando había que conseguir acciones de notoriedad entre los jóvenes, un sector que le es muy proclive. Ni CHA puede aspirar a llenar el hueco con más de lo mismo ni podemos permitir que otro Aragonés dirija la selección si es que alguien con dos dedos de frente lo despide.

jarmengol@aragon.elperiodico.com

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