Los pisos y las nuevas construcciones van a ser por mucho tiempo las financieras del nuevo desarrollo de la ciudad. Si las plusvalías del barrio del AVE y del Portillo van a servir para construir la primera línea de tranvía de Zaragoza, las nuevas urbanizaciones que nacerán al amparo del tercer y cuarto cinturón, al final de San José, servirán a su vez para soterrar las vías del AVE que hoy parten el barrio. Y otro tanto ocurrirá con el nuevo puente que cruzará el Gállego, que es un apéndice del convenio firmado para urbanizar el final de la avenida de Cataluña, junto a Santa Isabel. El fin de los nuevos aprovechamientos urbanísticos es, como se ve, que el Ayuntamiento no tenga que poner un euro para financiar las grandes obras proyectadas. Será un buen fin siempre que no justifique los medios para alcanzarlo, porque se puede dar la circunstancia de que estas obras acaben asfixiando a la ciudad por un exceso de edificabilidad.