El aeropuerto de Zaragoza y pasar a Francia. No se ve actividad. Tímidas apelaciones de la oposición. Embajada aragonesa al sur de Francia. Somos capaces de montar un pollo considerable sobre el estadio de fútbol, que no deja de ser un tema localizado, un pretexto, y no acabamos de afrontar los dos problemas gordos, verdaderamente decisivos, que tenemos sobre la mesa. Se supone que alguien, en alguna oficina, se ocupa del aeropuerto, y que alguien trabaja en algo relacionado con los pasos pirenaicos en diversos frentes, el Vignemale, dar la brasa a Europa, etc. Hasta el presidente ha escrito una carta a Francia. Los dos asuntos trascienden nuestra capacidad de gestión. El aeropuerto depende --aparentemente-- de España y el pirineo sellado depende de Francia y, en menor medida, de Europa. Bien, esto es el futuro. Aquí está el reto de verdad, el mundo entero, la globalización cercana. El del aeropuerto depende de Madrid, de AENA, del Gobierno central. Pero hay más cosas. Está el asunto de la OTAN, de la Base Aérea y todo eso. Siempre hay algo más. El aeropuerto de Zaragoza es militar. Aquí casi todo es militar o religioso. Lo de pasar a Francia también es un problema complicado. Hay que ver si estamos a la altura del problema. Si, cada cual en su puesto, sabemos enfocar este binomio con el valor suficiente. Si la sociedad aragonesa del XXI está preparada para estos temas. O si sólo valemos para seguir emigrando, para someternos a imponderables que nos desbordan porque no nos atrevemos a plantarles cara. El aeropuerto y el paso a Francia son el auténtico dragón de este momento, el desafío para el San Jorge actual. Lo primero es que hablemos de ellos a todas horas, que nos empapemos bien de su importancia, que sepamos analizarlos bien. Si seguimos como hasta ahora, más o menos dejándolos pasar, amodorrados en lo que parece que funciona, delegando en oscuras oficinas que ni siquiera sabemos si existen, no haremos nada. Lo primero es hablar de ellos con toda naturalidad, analizarlos más y mejor, con más transparencia. O con alguna transparencia. Las gestiones para que se instalara Ryanair, compañía de vuelos populares, han sido un éxito. Pero vemos que no es suficiente. Que hay algo más. Que el aeropuerto se nos escapa. Lo mismo pasa con Francia. Parecen problemas inaccesibles. Cmo si habláramos de Marte. (Cont.)

*Periodista y escritor