Resumen: el aeropuerto de Zaragoza y atravesar los Pirineos parecen problemas inaccesibles. Lo primero sería hablar mucho de ellos, analizarlos bien, aplicar la transparencia. Perderles el miedo. Con el PHN la sociedad civil hizo un esfuerzo que aun no se ha valorado bien. La propia velocidad de las cosas nos ha hecho olvidar ese episodio, que a su vez formaba parte de una serie acaso ininterrumpida de movilizaciones similares. Sin ese respaldo activo, las instituciones no hubieran podido armar semejante estrapalucio. Quizá habría que aplicar ese criterio a los dos temas infranqueables que tenemos delante de las narices. Aplicar al aeropuerto y a Francia el criterio trasvase: convencernos de que nos jugamos la supervivencia. Hacer una cuestión de vida o muerte, de Estado (Estado Aragonés). Esto no se está produciendo, las autoridades no se deciden, la sociedad civil está entretenida con La Romareda y otras fruslerías.

De todo ha de haber, pero ¿quién piensa y actúa en el conjunto, estratégicamente? Quizá para el 23 de Abril habría que montar algo gordo con estos temas, que son auténticos trasvases. A lo mejor habría que ir a París como se fue a Bruselas, varias veces, las que haga falta. Volver a Bruselas, a que Europa no se crea que sólo tenemos una oficina y --quizá-- unos diputados más o menos desaparecidos. Hay que desenredar estas dos madejas, así que cuanto antes nos pongamos en serio, mejor. (Al ir a manifestarnos a París y a Bruselas y a Madrid ya se aumentarían los vuelos, por eso). Y si no se puede "autonomizar" el aeropuerto, si tan esencial es para la defensa de Europa y USA que en Zaragoza haya una base aérea, que lo digan de una vez, definitivamente (y que lo paguen, ya que estamos siempre haciendo cosas por la cara, y no nos reconocen la deuda sanitaria ni otras rémoras históricamente deficitarias para Aragón).

Si el aeropuerto ha de estar siempre medio bloqueado por causas superiores, lo mejor es que lo digan de una vez y afrontar esa vaina. Afrontar: a lo mejor el Gobierno de Aragón ha de impulsar un aeropuerto de verdad, civil, normal, de negocios, viajeros y mercancías. Sobra sitio y cierzo. Toda la energía que se está desperdiciando con, por ejemplo, La Romareda, se podría canalizar hacia este objetivo. Ya están tardando.

*Periodista y escritor