Me parece exagerada e injusta la caza de fumadores que ha emprendido el Estado. En un país donde pensiones y salarios mínimos no alcanzan los 600 euros, caben multas de esta cuantía si le pillan a uno fumando fuera de lugar. Me parece una injusticia. Cualquier médico especialista en tabaquismo conviene en que la adicción al tabaco es una enfermedad. ¿Puede castigarse a alguien por estar enfermo? ¿Puede castigarse a alguien que fuma de manera compulsiva y que ha convertido el fumar en un gesto inconsciente? ¿Puede el Estado castigar a aquellos que durante años fueron abocados a fumar por la publicidad y la presión social, que con sus impuestos directos e indirectos ayudaban a crecer al país cada vez que encendían un cigarrillo?

Y peor. Una vez más el Estado se ensaña con el ciudadano y no se atreve a mencionar la posibilidad de enfrentarse a una multinacional. Si Zapatero bambi fuera socialista, si al menos fuera socialdemócrata, los españoles ya sabríamos qué tabacos mantienen sustancias adictivas y se habrían prohibido los que abundaran en el estrapalucio de la nicotina pura. Es más, el problema del tabaco se eternizará si no se ataja el comercio de cigarrillos mechados de sustancias adictivas, si lo que en principio es una droga blanda se manipula hasta alcanzar el horror de la droga dura. La industria del tabaco mata más que la guerra de Irak y es tanto o más sucia, pero ambas tienen algo en común: los ciudadanos mueren o son represaliados, mientras que los políticos se afanan en no perder votos.

*Periodista