Las sugerencias hechas por la ciudadanía han dado la vuelta a los proyectos para recuperar las riberas del Ebro, que finalmente serán menos duras porque primará la vegetación frente al cemento. Hay que felicitarse primero por la participación ciudadana, que ha recuperado el pulso de otras épocas, y por la sensibilidad del ayuntamiento para asumir las modificaciones que proponen vecinos, empresarios, colegios de ingenieros y entidades ecologistas. Gracias a las ideas aportadas no sólo mejorarán los proyectos, también resultarán más baratos, lo que indica que muchos ojos y muchas sensibilidades agudizan los criterios.