La Expo de 2008 es para Zaragoza y para todo Aragón la gran oportunidad que tiene la generación actual de dar un salto cualitativo hacia delante. En todos los aspectos, pero singularmente en el terreno económico. De un lado están todas las infraestructuras requeridas por el acontecimiento, que van a contribuir a crear un espacio urbano de mayor calidad y a mejorar espectacularmente las comunicaciones de la capital de Aragón con el resto del territorio, tanto a escala intrarregional como nacional.

Pero la lupa que la Expo sitúa sobre Zaragoza durante un tiempo limitado debe tener también otra utilidad: contribuir a diversificar y fortalecer el tejido económico actual, primero en la metrópoli y su extenso entorno y luego en amplias zonas del Aragón interior y periférico. La ocasión dorada se habrá malogrado si no contribuye a extender y reforzar nuestro tejido empresarial, difundir la investigación, el desarrollo y la innovación tecnológica y si no genera abundante empleo altamente cualificado.

La Expo 2008 no puede reducirse a un par de puentes, unos pabellones, algún auditorio y unos tramos de autovía. Importa mucho quiénes van a trabajar en todo eso. Importa quiénes van a diseñar esas infraestructuras y qué empresas las van a realizar. Si esto fuera Cataluña, nadie tendría duda de que todo debería redundar en beneficio de los legítimos intereses catalanes y con el mayor impacto multiplicador posible en la región. Tenemos, en los próximos años, una ocasión de oro de hacer país.

*Periodista