Pon el coche a punto antes de iniciar el viaje: chequéalo. No conduzcas si antes has bebido. No te despistes con nada ni con nadie. Ponte el cinturón y mándaselo poner a los despistados; también a los confiados e indolentes. No hables por el teléfono móvil. Respeta la distancia de seguridad y no realices giros antirreglamentarios. No arriesgues en los adelantamientos. Descansa de cuando en vez antes de que el agotamiento y el sueño te asalten. Y aunque creas haber cumplido todos estos requisitos, si resulta que de manera súbita aparece tras tu coche otro vehículo con matrícula civil pero con luz y sirena policiales que te manda parar ipso facto, piensa: "La he cagao". Enseguida lo comprobarás cuando el agente de tráfico te lea la cartilla. Algo habrás hecho mal, chaval. Muy mal. Que lo sepas. Así las cosas, he decidido dejar el coche en el garaje y vivir la Semana Santa zaragozana 2005 cerca de mi cofradía favorita, la de las Siete Palabras, capirote verde y túnica blanca; la primera hermandad local que incorporó los tambores del Bajo Aragón a las procesiones de la Inmortal. El sonido y la música de la Pasión elevados a la enésima potencia.

*Doctor en Medicina y radiólogo