El aumento de la delincuencia juvenil en Aragón se disparó el año pasado hasta alcanzar límites alarmantes no sólo por el número de muchachos detenidos y la elevada cifra de causas instruidas, sino por la tipología de los delitos y la agresividad en los comportamientos. Pero todavía hay un fenómeno aún más inquietante en la memoria presentada por la Policía y la Fiscalía de Menores, y es la precocidad de los delincuentes: el año pasado las infracciones cometidas por menores de 14 años aumentaron un 8% con respecto al año anterior.

El consumo de drogas y la despreocupación por el castigo penal tienen mucho que ver en esta escalada delictiva. La Policía de Teruel hace especial hincapié en el lucrativo negocio que han encontrado algunos chicos en la venta de drogas, negocio que ejercen con el pleno convencimiento de que en el caso de que sean descubiertos y detenidos el castigo será mínimo. Es así porque la Ley del Menor ofrece muchas gateras si no se aplica correctamente y se la dota con todos los medios, partiendo siempre de una principio que es básico: la educación es la mejor inversión de futuro que se puede hacer a nivel individual, colectivo e institucional.