En una entrevista concedida a este periódico y publicada en la edición de ayer, el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza Antonio Gaspar (CHA) ha hecho acusaciones muy graves. De forma explícita ha acusado a la DGA de boicotear desde las consejerías controladas por el PAR los proyectos municipales relacionados con el 2008. Y lo cierto es que para un observador neutral tal denuncia no está hecha a humo de pajas.

Desde que la operación Expo se puso en marcha, ha existido el riesgo de que las distintas administraciones implicadas en ella no trabajasen bien en equipo, fuese por los habituales problemas burocráticos, por personalismo o por meros intereses de partido. Las disfunciones que advierte Gaspar pertenecen a este último apartado y su explicación es de lo más obvia: en los gobiernos de la Comunidad y del municipio de Zaragoza actúan dos coaliciones distintas vertebradas en torno al PSOE, una con el PAR y otra con CHA. Estando dichos partidos empeñados en una dura pugna electoral, el entendimiento se ha hecho casi imposible.

Pero el 2008 es una apuesta muy seria como para someterla a politiquerías baratas. Y en este caso la responsabilidad última corresponde al Partido Socialista, que lidera el entramado institucional aragonés y al que se le debe exigir que ponga orden entre sus socios. Aquí no caben bromas ni maquiavelismos de medio pelo.