Por si alguien pensaba que el alcalde de Calatayud, Fernando Martín, no era capaz de generar más sorpresas, este fin de semana ha demostrado a su pueblo y a su partido que puede hacer mucho más. Molesto y herido de muerte después de tener que renunciar a la secretaría general del PP aragonés y no pudiendo volver a ser candidato al ayuntamiento bilbilitano, más por sus errores y torpezas que por el buenhacer de los demás, ahora su batalla pasa por fichar por un insignificante Partido Sociolaboral Cristiano y aspirar a ser concejal en el Ayuntamiento de Zaragoza y diputado en las Cortes de Aragón. Todo muy extraño que más parece propio de una pataleta después de conocer que no va a ser el organizador de las listas municipales de su partido en la comarca, que por interés político. Amor propio por ganar una batalla que tiene perdida desde hace tiempo aunque también pierde el PP en Aragón y gana, por supuesto, Calatayud.