Mientras los 400 animales del zoológico de La Muela se mueren de hambre por falta de fondos para alimentarlos, la exalcaldesa que se inventó esta y otras instalaciones hoy innecesarias e inasumibles para el pueblo, fue al ayuntamiento a pedir el finiquito por su etapa de dedicación exclusiva al mismo. En este país suceden cosas así de increíbles. Una política con graves cargos por corrupción es capaz no solo de dejar en su pueblo una herencia indigerible, sino de intentar hacer valer sus derechos, sin entrar en consideraciones acerca de la responsabilidad personal o patrimonial en la que haya podido incurrir.