Entre el romanticismo y el realismo, centenares de aragoneses y franceses se citaron otra vez ayer en Canfranc para pedir la reapertura de la línea internacional ferroviaria. La clásica protesta de julio tuvo este año tres novedades. La más clara, que en Francia hay una mejor predisposición a favorecer la puesta en marcha de este tren, lo que llena de esperanza y debe ser un motivo más de trabajo por la eterna reivindicación. Junto a esto, que la Comisión Europea retire la Travesía Central Pirenaica de la lista de redes transeuropeas que tendrán financiación, puede beneficiar al Canfranc. La tercera novedad aún es una duda. El Gobierno de Rudi va a defender, ha dicho, la reapertura, pero ayer ni el nuevo consejero de Transportes, Rafael Fernández de Alarcón, ni ningún cualificado militante popular (salvo el alcalde de Jaca) fueron a Canfranc. Ya veremos...