El fundador de Inditex, Amancio Ortega, oficializó ayer el traspaso de poderes a Pablo Isla como nuevo presidente. El empresario gallego, que había incorporado a este abogado del Estado al consejo de administración hace seis años, cumple así el guión que escribió en el 2001, al sacar a bolsa su empresa. La renuncia de Ortega a la tentación sucesoria en la persona de su hija confirma la profesionalización de la primera firma textil del mundo. Ortega culmina un reto que muy pocas empresas familiares consiguen, y menos en vida de su fundador. Hace casi 50 años tuvo su primer acierto al montar una fábrica textil, pero 12 años después se inició en la distribución. El triunfo de la fórmula le llevó a crear el grupo Inditex. En el 2001 la bolsa le permitió dar el gran salto: está en un centenar de países y emplea a 100.000 personas. El éxito de Zara radica en controlar toda la cadena de la producción y en un alto ritmo de renovación de los escaparates de sus tiendas. Pero el secreto está en el olfato, el sentido común y la inteligencia de un hombre de 75 años --el más rico de España-- que deja su negocio a un profesional.