Dicen los aprovechados que ha muerto la cantante al tiempo que se aprestan a construir el mito que les reporte dinero por un tubo. Lo políticamente incorrecto ahora bella transgresión. Puro mercado. Miserables. Ha fallecido Amy Winehouse y las hienas y vampiros ya afilan fauces y uñas para forrarse. Mujer luchadora y frágil, voz única fraguada y golpeada por los mercados que también crean penales de alcohol y drogas, cantó bellas baladas y susurró I say no, no, no (Rehab, la falsa moral denunciada, You know I´n not good, los amores complicados como la vida misma y esas adicciones que engordan los bolsillos de sabios y botarates, la mafia entera). Amy fue una rebelde con causa que supo rebelarse frente al estupor generado por los mercados de mierda que construyen babeles de esclavos; y lo hizo pronto como para permitirle seguir volando libre (Too much, too soon), en las penumbras del telón esos cuervos jamás libres aunque padres de la libra, las alforjas abiertas para atesorar dineros, gracias a tu voz y pose, muñeca que caminabas tras las sombras de una felicidad imposible. Todo vale si rinde beneficios, el lema de los plurales e inmorales especuladores. Juguete roto manipulado por la falsa moral de los castos y puros, Back to black y el infinito universo de Camden Town, mercado de los sueños y lo posible, tu voz era libertad, belleza y amor, nadar a contracorriente para ser libres. Al límite, como tiene que ser cuando están tratando de atarte y te rebelas, porque la felicidad no es más que tratar de ser uno mismo, libre hasta las postreras consecuencias. Profesor de universidad