El Consejo de Política Fiscal y Financiera optó ayer por una fórmula salomónica ofrecida por la vicepresidenta Elena Salgado para regularizar las cuentas de las comunidades. Se pactó una fórmula de créditos blandos para devolver el exceso de aportaciones del Estado a las autonomías para evitar que el riesgo-país se incrementara. No es la mejor manera de solucionar un entuerto motivado por la drástica caída de la recaudación pública, pero al menos se salva un primer escollo para no debilitar más la imagen de la economía española. En un escenario de ajustes, las comunidades están sufriendo como nunca porque al ser autónomas en la gestión y en la prestación de servicios pero dependientes de la financiación estatal, se han producido indeseables desequilibrios que lastran no solo a las regiones más díscolas, sino al conjunto del sistema territorial.