La reunión del miércoles del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) se preveía movida porque era la primera que celebraba este organismo, dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda y encargado de coordinar las políticas económicas de las autonomías, después de la victoria del PP en las elecciones del pasado mes de mayo. En realidad, el encuentro debía centrarse en cómo estabilizar los presupuestos y en establecer un techo de gasto para todos los gobiernos territoriales que permita al país cumplir con los objetivos a que le compromete su pertenencia al euro. El debate se presentaba muy complicado porque las autonomías donde el PP ha ganado levantan las alfombras, bajo las que encuentran deudas supuestamente ocultas de las que no quieren responsabilizarse. --En Aragón no es tan dramático, de acuerdo con la postura de la DGA de Rudi e incluso anteayer, el consejero Mario Garcés mostró su apoyo a la estabilidad aunque dudó de la propuesta ministerial--. El conjunto de las comunidades autónomas exigieron a Madrid que les alivie de contribuir a la reducción del déficit público. Para no perder pie en la ofensiva, las autonomías donde ya mandaba el PP, como es el caso de Madrid y Murcia, amenazan con devolver algunas de las competencias que tienen asumidas desde hace años. Pese a esas dificultades previas, la reunión se saldó con un acuerdo para que las autonomías debatan en sus parlamentos y presenten antes de seis meses una fórmula de estabilización presupuestaria "coherente" con la que utilizan la Administración central y los ayuntamientos, que tiene que ver con el crecimiento del PIB en los últimos años y la previsión para los próximos. El otro gran capítulo de la reunión era el rompecabezas de las liquidaciones a cuenta del 2008 y 2009, excesivas y a favor de las autonomías, y la del 2010, que se quedó corta. La devolución de unas cantidades y el pago de otras puede resolverse con la fórmula de Elena Salgado, que prevé créditos blandos del ICO. Genera algo más de deuda, pero aligera las arcas de las comunidades y las compromete a aprovechar esa ayuda para pagar a proveedores. Lo más importante de la reunión era que no trascendiera la impresión de que el Gobierno no es capaz de garantizar el cumplimiento de los objetivos europeos. Siempre es una mala imagen, pero ahora, con los mercados pendientes de la deuda pública, sería perjudicial. Quizá por eso Salgado resumió el encuentro y dijo que fue "útil y completo".