Aunque de la crisis económica no todos seamos igual de responsables, necesitaríamos asumir la grandeza de aquella frase de Churchill, cuando sostuvo que para derrotar a los alemanes en la II GM, era necesario emplear "sangre, sudor, trabajo y lágrimas". La expresión se hizo célebre, aunque al repetirla suele omitirse la palabra "trabajo" que es la principal.

En situaciones como las que pasamos ahora, hay que demostrar con hechos, que somos capaces de remontar el vuelo recordando la recomendación churchiliana, sin ignorar lo del trabajo porque en otro caso, la frase se queda en llorona.

Pero casi cinco millones de españoles o residentes en España, se preguntan cómo podrían ellos colaborar, trabajando... Bueno, los hay que trabajan "en B" pero haciéndolo a la fuerza, ¿qué otra cosa podrían hacer? Sorprende la insólita declaración del ya candidato del PSOE, antes ministro con González y casi hasta ayer, con el inefable ZP. A propósito: el principal error que ha cometido el PSOE en lo que va de siglo XXI, ha sido ese. Y también de los medios que hasta ahora, no se escandalizaron de que una persona alcanzara tal Presidencia, sin que le precediese vida profesional alguna.

Rubalcaba va y dice que él conoce la fórmula para acabar con el desempleo. Declaración tan insólita sólo tiene tres posibles explicaciones: que sea una simple jautada como aquella de González cuando prometió crear ochocientos mil puestos de trabajo (1), que ZP y Rubalcaba discreparan (2) o en fin, que Rubalcaba reservase su milagrosa receta para el caso de que llegue a ser presidente y si no, que se aguanten los desempleados (3).

Afirmaba Gracián que "ninguno se tiene por inhábil para el mayor empleo", pero que "lo que lisonjea la pasión desengaña tarde el tiempo" y si no hay moral en la vida pública, ¿qué moralidad se puede esperar de la privada? EI desvaído Gobierno actual de España vive al pairo y da indicios de que sólo quiere aprovechar lo que resta de legislatura para preparar las bases de la que vaya a ser su oposición al partido que gane las próximas elecciones generales.

Esto último es lo que se malicia. Algunos acuerdos que el Gobierno está adoptando y otros que nunca anunciará, apuntan en esa dirección; puesto a oponerse, función que conoce mejor que la de gobernar, el PSOE puede dejar sembradas algunas iniciativas propias de la izquierda que no ejerció desde el poder pero que con ingenuidad ajena y sectarismo propio, le resultarían rentables: "pro derechas" en el poder y "pro izquierdas" en la oposición.

Y sobre todo, mirar al pasado y desentenderse del presente. Pongamos dos ejemplos: el de la comisión creada por el aún Gobierno para desmontar a plazos el templo del Valle de los Caídos, empezando por desenterrar a los muertos que convenga aunque el propósito final es desmantelarlo y esa otra iniciativa de celebrar "a toro pasado", el 75 aniversario de nuestra guerra, de lo que se encargará Bono. Esas cosas (respetables si se hicieran con ecuanimidad), no apremian a la inmensa mayoría del pueblo español pero al PSOE le conviene más ocuparse de ellas que las tribulaciones de los vivos.

Ítem más: los parlamentarios discrepan arduamente, cuando tratan de problemas del resto de los españoles y demás residentes, pero son solidarios sin fisuras ni enmiendas, cuando tratan de dotarse de pensiones e indemnizaciones de retiro como las que ya tienen senadores y diputados generales y pronto tendrán los periféricos, ¡angelitos nuestros! Gracias a esa doble visión que aplican sin pudor visible, no cabe negar que los problemas de ellos los resuelven a satisfacción y sin anunciarlo en el BOE. Sólo son cosas de ellos y para ellos, claro, ¿qué le importan al pueblo?

Todo descubre que la crisis que padecemos es moral antes que económica, es decir, inmoralidad que unos practican aprovechándose de sus poderes y que otros apenas denuncian, prefiriendo inhibirse por razones varias y no todas santas. Y no sólo faltan los valores morales, tampoco abunda el valor a secas, la entereza de ánimo para exigir que la inmoralidad ni empiece ni se aliente por los poderes públicos. Ese valor también está en crisis. Todo no es inmoralidad pero tal es el camino que llevamos.

Creo que la mayoría de los españoles somos gente honrada pero no olvido que la mayoría nunca gobierna ni siquiera en democracia.