La polémica está servida. La muerte de un perro por un tiro de una agente de la Policía Local en un parque de Delicias ha puesto de manifiesto las expeditivas formas con que algunas veces los agentes acometen su actuación. Según las versiones la policía se defendió del ataque de un perro que ya había protagonizado momentos antes ataques a otros viandantes. Algunos testigos niegan esta versión y critican la facilidad con que se usó el arma en un lugar público y con niños. Zaragoza debería contar con una unidad que pudiera hacer frente a estas situaciones de otra forma y no a tiros.