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La manzana entre poetas y humoristas

La manzana tiene buenos amigos entre los poetas y los humoristas, acaso porque retrata la condición humana.

Tuve la buena suerte de ser alumno de don Juan Pérez Creus, calificado por algunos críticos como el primer poeta festivo del XX, siglo en el que abundaron los buenos poetas y recuerdo que don Juan dedicó un soneto a la manzana, que guardo con estima y reconocimiento sinceros.

El soneto decía que "de todo vegetal es la manzana / la que tiene un pasado más glorioso. / Fue en principio, el asunto escandaloso / de Adán sumiso y Eva casquivana. / Luego fue la leyenda ciudadana / de don Guillermo Tell, el azaroso / disparo de la flecha y el hermoso / acertar con el tiro en la diana".

Y tras esas dos cuartetas tan bien trazadas, Pérez Creus evocaba el suceso de Newton y de "la gran sorpresa de la manzana" que cayó del árbol y por destino del azar, besó la cabeza inclinada de don Isaac que dormía su siesta y que gracias a tal beso (otros dicen que fue un manzanazo), "dio con la gloria de una ley que nos rige en el espacio", la ley de la gravedad.

Un paréntesis: hablando una vez, del inacabable asunto de los trasvases con el entonces Presidente del Gobierno, que era notario de oficio, tuve que replicarle respetuosamente, en una reunión de procuradores aragoneses en Cortes (seguida de otra suya, con los catalanes),observándole cortésmente, que según una "ley inderogable", era más fácil bajar agua a Barcelona desde el Pirineo catalán que subirla desde el Ebro. Aquello a nada menos que un notario, le debió parecer una herejía y me preguntó en seguida, cuál era aquella ley inderogable en la que uno pretendía apoyarse.

"Sólo es una humorada, señor Presidente, porque me refiero a la ley de la gravedad; según esa ley, es evidente que cuesta menos hacer descender el agua que elevarla"; sonrió por cortesía, pero su semblante dejó testimonio de que "mi humorada" no lo era para él, en absoluto.La incidencia ocurrió hace ya, muchos años, en los inicios del calvario de los trasvases.

Aquel soneto acababa así: "¡roja, amarilla o de color topacio, estás manzana ungida por la historia!".Bueno, otro escritor que pudo ser poeta y prefirió hacerse uno de los mejores humoristas de la Lengua castellana, me refiero a Gómez de la Serna, advertía que desde que el manzano oyó lo que le dijo Eva a Adán, todas las manzanas estaban coloradas de rubor.

Pero eso, no es siempre cierto, como probaba otro poeta más (Bruno Fernández Cepeda), cuando decía que tenemos de la manzana, "ranetes, blanques y pardes" y a continuación, enumeraba ¡en las treinta y siete líneas de su poema!, las diversas clases de manzana que conocía y desde luego, todas no se ruborizan.Diga lo que quiera don Ramón, hay manzanas muy descaradas.

Para que nadie me acuse de desacreditar a Newton pareciendo que atribuyo su descubrimiento a la casualidad de una siesta afortunada, debo añadir a la gloria de don Isaac, que además de graduarse en Artes y de ser fellow de la Universidad de Cambridge, dedicó gran parte de su vida, a la investigación: así, coincidió con Leibniz, en dar con el cálculo diferencial, generalizó el empleo del binomio, elaboró la teoría de la emisión de la luz y encima, también se ocupó de cuestiones bíblicas y teologales.

Pero debemos volver a las manzanas, fruta "predilecta de Dios" según Vital Aza, aragonesas y astures, como sabemos todos, aunque también lo sean de otras tierras, que todo lo bueno tiende a ser universal.Las manzanas suelen tener dos diferentes y básicos destinos: o convertirse en sidra o convertirse en sanísimo alimento con el que más de pocos, empezamos y acabamos el día.

El mismo Vital Aza hablando de la manzana, asegura que "fue tan codiciado fruto / por el que Dios echó del paraíso / a Adán y Eva y estamos los mortales, / por culpa de esa tonta y ese bruto, / sufriendo los castigos terrenales"; creo que exageraba algo porque Adán y Eva no hicieron más que anticipar la condicióndel género humano.Como era médico de carrera, Vital Aza aseguraba que "contra los atascos de bilis, en la sidroterapia está el busilis". Eso dejo dicho.

Polemizando por escrito con otro médico y novelista, Pedro Mata, publicó Vital Aza una cuarteta inolvidable: "vive en esta vecindad / cierto médico poeta / que al pie de cada receta / pone "Mata" y es verdad".

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