En los últimos tiempos se están produciendo muchas quiebras en España. Los diagnósticos más dispares sobre la situación florecen por doquier... Que si se desmorona el régimen, que si necesitamos un joven rey "preparado", que hay que colgar banqueros, llamar a la Legión o a la cofradía del Rocío... Pero el verdadero relato, lo que explica de verdad este Apocalipsis ibérico, es la condición de su máximo dirigente. Mariano Rajoy es una pega o ave de mal agoiro, como dicen en su tierra. Este gafe, que es como en el resto de España se conoce a esta avifauna tan malhadada, se está cargando todo lo que sobrevuela. Su última víctima propiciatoria ha sido La Roja, quizá porque fraguó su leyenda en la era ZP (la Eurocopa 2012 fue el último rebufo de esa inercia de la Ceja). Desde que Don Tancredo Rajoy se quitó la careta moderada ha desatado toda la furia divina... Ni la Angela Thor ha podido parar esos rayos, pues esa es la supercondición de Gafe, catalizador de todos los males que liberó Pandora. Antes del marianismo apenas había en España republicanos y no abundaban los independentistas; ahora se reproducen como esporas cruzándose con peligrosas nuevas especies, como los antisistema y los bolivarianos... El gafe Mariano se ha llevado por delante a Juan Carlos I, ha hecho temblar el bipartidismo y ha puesto el régimen de la Transición en el punto de mira crítico de la Historia. Previamente había desmontado el Estado de Bienestar patrio, sembrado la precariedad en las capas medias y populares y expulsado a la generación más preparada de nuestra Historia. Así pues, no es extraño que todos los conspiradores antirégimen deseen que continúe GafJoy, lo que nos sorprende es como no se conjuran en el PP para echarlo. Escritor