El ministro comienza con buen pie

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, se ha estrenado en el cargo con dos anuncios del agrado de las comunidades autónomas, incluida Aragón. Ha congelado la reforma de la ley orgánica del Poder Judicial de su antecesor Alberto Ruiz-Galardón, que además de restar funciones a las audiencias provinciales suponía en el caso aragonés la eliminación de juzgados en 13 municipios. También está dispuesto a transferir más fondos para la justicia gratuita que hoy presta la DGA. Aunque está por ver en qué quedan los cambios, es de agradecer que se imponga la cordura y se busquen puntos de encuentro para evitar el desmantelamiento del sistema judicial. Que se necesitan reformas es un hecho incuestionable; no así las maneras con las que pretendía llevarlas a cabo el anterior ministro, instalado en el autismo más absoluto.