Revolviendo cajones y estanterías con el hipotético propósito de ordenar papeles,encuentro un libro (Las cosas del fútbol) publicado en 1955 por Pablo Hernández Coronado, toda una figura de ese deporte puesto que si recuerdo bien, fue guardameta del Real Madrid, entrenador, secretario técnico del mismo club y finalmente, nada menos que seleccionador nacional.

Era persona dotada de un sentido del humor admirable y bien que lo necesitó y lo demostró cuando fuera nombrado seleccionador nacional; hasta entonces, España siempre había ganado o empatado con Portugal pero en vísperas de un partido amistoso con la nación vecina, frecuentes en los años 40, Hernández Coronado anunció que iba a tener el honor de ser el primero de nuestros seleccionadores en perder con Portugal. Don Pablo sabía que nuestro fútbol no estaba en buena racha y aquellas palabras suyas resultaron premonitorias porque "perdimos" en Lisboa por 4-1, motivando su cese fulminante, como si fuera él culpable.

Ya en Lisboa y en el banquete de vísperas, cuenta don Pablo que "cuidé cautamente de afirmar que a fin de cuentas, ni ustedes ponen en la contienda la gloria de su Camoenso de su Vasco de Gama ni nosotros la de nuestro Colón ni la de nuestro Cervantes. Pero algún despistado, vinculando la gloria a la partida de nacimiento,me objetó que Colón no era nuestro sino italiano y como yo le replicara en broma que también Vasco de Gama era gallego y su gloria es vuestra, por poco no se juega el partido".

RELEYENDO ahora aquel libro, en el que se alude a la "tragedia" de aquel 4-1, parecido a la de Aljubarrota, pienso en cuánto ha ido cambiando el fútbol desde entonces y ello, afortunadamente, porque hoy del fútbol vive más gente que la que antes "vivía del cordero", según explicaba humorísticamente Franz Johan en una vieja canción de revista de Las Vienesas. El fútbol se hizo mayor y está buenamente, al servicio del comercio, sin perder su carácter de entretenimiento. Continúa siendo deporte, pero a expensas del comercio que ha dotado a los clubs y a los futbolistas, de medios que nunca tuvieron antes.

Constatémoslo con algunos ejemplos:

-- No hay equipo que no lleve anuncios en sus camisetas y algunos hasta en los calzones.

-- El otrora "amor a los colores" del club, se extiende hoy, a la suma del arco iris; todos sus colores valen como "propios colores"; el comercio requiere variedad y se venden más camisetas a los devotos de cada equipo, si sus jugadores visten del color que se le antoja al correspondiente mecenas comercial.

-- Los clubs prestan más atención a las transmisiones televisivas porque el fútbol de pantalla alcanza "niveles de audiencia" (eso pasa aunque muchos quitemos el sonoro). Pronto tendremos partidos todos los días de la semana y así crecen las apuestas que también son comercio.

-Clubes y jugadores son asimismo, objeto de negocios múltiples. Pocos futbolistas se libran del riesgo de ser traspasados aunque sean excelentes centrocampistas, si lo que necesita el equipo es un extremo caro de adquirir. En tal caso, traspasará al centrocampista y pagará lo que sea por el extremo deseado,sin sentimentalismos ni más escrúpulos que el financiero.

-- Como el comercio es cosa de dinero, dicen que los futbolistas, ahora mejor retribuidos que nunca,se han ido acostumbrando a no permitirse ligerezas; basta leer las declaraciones que hacen para advertir que apenas caen en despropósitos ni incurren en contradicciones. Son prudentes y cautos.

ES POSIBLE que estén ahora muy instruidos porque esos mecenas del comercio no desean que sus marcas sean malquistas en campo alguno; de ahí que abunde el spot publicitario interpretado por futbolistas de equipos rivales porque al patrocinador le da lo mismo un equipo que otro y desea tener contentas a las aficiones respectivas; unos buscan que sus goles sean bien retribuidos y los otros, tener más compradores de las cosas que venden o de los servicios que ofrecen. Todo ello es lo más natural y encima, compatible. Es natural: el comercio también mueve al mundo y le da de comer.