El 15 de junio de 1977, se celebraron en España las primeras elecciones generales después de la dictadura franquista y hasta hoy hemos sido convocados doce veces a las urnas para depositar nuestro voto en estas elecciones; podemos estar más satisfechos, o no, de las once primeras, lo que no podemos poner en duda, es que el resultado de estas o lo que es lo mismo nuestra voluntad sobre quién queríamos que nos gobernase, siempre ha sido entendido y respetado.

En esta duodécima convocatoria parece, y así saco la conclusión, de que los ciudadanos hemos sido más incapaces de transmitir el mensaje, en toda su pureza a los políticos y lo más grave es que puedo entender que los partidos de siempre habituados a otro modelo hayan entrado en una especie de confusión general; ahora bien, aquellos que nos decían que salían de nuestras mismas entrañas, que ellos eran nosotros y que iban a cambiarlo todo, esos lo han entendido menos, y empleo este término por ser generoso, pues esperaban de los votantes una manifestación igual a la de los anteriores en las once pasadas convocatorias. Creo con toda sinceridad que no sabían dónde se metían y, lo que es peor, que vivían en una burbuja al margen de la sociedad, que desde la mañana a la noche recorríamos las calles de este país.

Todo esto nos ha dejado en un camino a la desilusión y a la incredulidad de que el cielo está anterior a la muerte, aunque se tome por asalto, da la sensación que primero se debería conocer la tierra y luego, Dios dirá; y todo esto sale en términos religiosos, por no ser capaz de encontrar un espacio laico que permita tener fe en nuestros líderes terrenales.

Quiero dejar claro que estos partidos llamados emergentes, muestran una tendencia que me traslada a mundos diferentes del que vivo, pues que yo conozca los individuos en su papel de ciudadano, tienden a decantarse por los modelos de sociedad en los que consideran estarían mejor y eso lo hacen bajo una condición intelectual que nos ha dado por llamar ideología, unas veces practicante en organizaciones y otras, la mayoría llevadas a nivel personal.

Pues bien, yo sigo sin entender cómo se puede pedir el voto, al margen de ese pensamiento político y luego decir que solo se hace el camino con unos determinados y no con otros, cuando lo más curioso es que, con los que quieran andar, estén deseando marcharse a otro lugar diferente de la España que confluye en ese Congreso de los Diputados.

Después del 26 de Junio, con unos resultados muy parecidos y con alta abstención, deben entender que la mejor forma de hacer un Gobierno que nos sirva a todos en lo económico, social y regeneracional, es que estén presentes ideologías diferentes pero con un camino común, hacer un mejor país.

Pues bien, vayamos de nuevo a otra elecciones, por cierto las número trece, espero que esto no sea un hándicap ni un mal presagio y que en esta ocasión los ciudadanos seamos lo suficientemente claros para que nos entiendan y sobre todo, que la confluencia entre los mensajes y las pautas de encuentro entre partes, sean coincidentes, pues acabaremos por no saber la realidad de lo que demandamos con nuestros votos y algo que si quiero manifestar de forma clara, esta será la última vez que me suspenden como ciudadano y me hacen volver en septiembre y mejor todavía, esta será la última vez que nadie me examina a mí, pues soy yo el que tengo el derecho de examinarlos a ellos; eso me han dicho que sucede en democracia.

Presidente de Aragonex