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Editoriales

Réplica urgente al cierre de Andorra Francia decide el futuro de Europa

El 30 de junio de 2020 la térmica de Andorra cerrará definitivamente. Dotarla de las medidas anticontaminación que justo ese día empezará a exigir la Unión Europea requiere una inversión que el consejo de administración de Endesa no está dispuesto a pagar. Quedan sólo tres años, y parece evidente que intentar ampliar el plazo o revocar la decisión comunitaria no es una opción viable. Sabíamos que el carbón tenía fecha de caducidad y, al final, esa fecha ha llegado.

Lo peor de todo, lo más perturbador de la situación que ahora afronta Aragón y en particular la comarca de Andorra y Sierra de Arcos (donde pueden desaparecer cuatro mil puestos de trabajo directos e indirectos), es que desde hace un cuarto de siglo la reindustrialización de las cuencas mineras estaba sobre el tapete. Diversificar la economía bajoaragonesa y generar nuevas fuentes de actividad económica fue un objetivo que consumió mucho dinero con muy poco éxito.

Ahora, el próximo cierre de la térmica exige con inapelable urgencia un nuevo pero más eficaz esfuerzo para abrirles a las localidades afectadas una puerta al futuro. El Fondo Especial de Teruel de este año ya debiera ser enfocado en esa dirección, y por supuesto el de años posteriores. 2020 está a la vuelta de la esquina. Los peores augurios nos han alcanzado y es necesario afrontarlos.

La segunda vuelta de las elecciones francesas decide hoy no solo quién será el próximo presidente, sino qué porvenir le espera a la UE, que sufre la más profunda crisis de sus 60 años de historia. Tras una campaña inédita, en la que los dos partidos dominantes en Francia en casi seis décadas han sido eliminados, el europeísta Emmanuel Macron y la ultraderechista antieuropea Marine Le Pen se enfrentan en el duelo decisivo. Macron llega con una ventaja de 23 puntos según la última encuesta y tiene muy cerca la victoria, pese al último intento desestabilizador mediante la difusión masiva en las redes sociales de documentos de su candidatura probablemente mezclados con otros falsos. La operación tiene el tufo de la que ya se realizó en las elecciones de EEUU cuando hackers rusos intervinieron en la campaña contra Hillary Clinton. Es muy probable que la operación haya llegado tarde y no consiga sus objetivos, pero puede hacer mella de cara a las legislativas de junio. En realidad, las debilidades de Macron siguen siendo las relacionadas con la falta de entusiasmo del electorado hacia su figura. Un 60% de sus votantes asegura que le apoyará como mal menor. Pero un mal menor frente al mal mayor que significaría el asalto del Frente Nacional al Elíseo. Por eso es incomprensible la actitud de la izquierda de apelar a frenar a Le Pen sin votar a Macron, una opción imposible.

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