Desde la Comunidad del Carbón y del Acero, la integración europea solo avanza cuando Francia y Alemania están de acuerdo en cómo y para qué hacerla. Con frecuencia, Francia era la parte más débil, o reticente, del motor franco-alemán. Pero con las propuestas europeístas de Macron y la incertidumbre política en Berlín, ahora es Francia la fuerza impulsora. En plena crisis griega o de los inmigrantes, todos miraban a Berlín. Pero ahora, mientras los socialdemócratas alemanes aceptaban el principio de acuerdo para reeditar la gran coalición, es Macron el que recibe a Merkel en París para hablar del futuro de la UE.

Macron ha venido a llenar el vacío político europeo. Sus propuestas para reformar la movilidad de los trabajadores y reforzar la estructura del euro, para que la inercia de unos no impida avanzar a los demás, han cambiado la agenda europea. Pero necesita compartirla con Alemania.Y por eso es tan significativo que las primeras páginas del preacuerdo de coalición CDU-SPD estén dedicadas, por exigencia de Schulz, a Europa, recogiendo la necesidad de impulsar la convergencia entre sus economías y de dotar a la zona euro de instrumentos de estabilización para hacer frente a una nueva crisis. Se plantea aumentar el presupuesto comunitario como instrumento de estabilización económica y de convergencia social, y de avanzar hacia la creación de un Fondo Monetario Europeo a partir del actual Mecanismo de Estabilidad, que quedaría integrado en los tratados y sometido así al control democrático del Parlamento Europeo.

Pero ahora empieza una negociación de detalle sobre un programa de gobierno (para la coalición del 2013 tenía casi 200 páginas), que al final tendrá que aprobar los militantes socialistas. Y no es seguro que así sea, a la vista de la ajustada votación del congreso del pasado domingo,21, en la que solo el 56% de los delegados aprobaron la participación del SPD en el gobierno Merkel IV.

Schulz ha insistido en la importancia de este acuerdo para relanzar Europa y señalado los avances sociales que permite. Pero muchos militantes dudan de la conveniencia de compartir con Merkel la responsabilidad de gobierno. La diferencia entre socialdemócratas y democratacristianos se diluye y hace que los dos partidos retrocedan en beneficio de los movimientos populistas, al tiempo que los militantes de ambos piden actitudes más radicales.

Para el joven líder de los Jusos, las juventudes del partido, rechazar el gobierno de coalición no era el fin del SPD, sino el inicio de su recuperación. Pero la intervención de la presidenta del grupo parlamentario, convenció a los delgados de que unas nuevas elecciones les debilitarían todavía más, después de que en septiembre pasado ya hubieran obtenido los peores resultados de su historia, en el filo del 20%.

El acuerdo del domingo ha evitado, de momento, unas nuevas elecciones que hubieran aumentado al incertidumbre europea. Ha salvado el liderazgo de Schulz y un segundo fracaso de Merkel en su intento de formar una coalición de gobierno. Para Europa es mejor un acuerdo con el SPD que lo que hubiera sido el tripartito con liberales y verdes, porque los primeros están en una actitud muy dura con la mayor integración europea y exigen la salida de Grecia del euro. Con ellos no sería posible que Macron fuera la pareja de baile de Merkel y el motor franco-alemán hubiera seguido gripado.

Pero el indudable valor de esta estabilidad a corto se puede pagar con una mayor debilidad del sistema de partidos en Alemania, permitiendo a los partidos populistas la crítica conjunta los dos grandes partidos agarrados el uno al otro para evitar naufragar.

Aparte de la ambición europea, el preacuerdo presenta, como suelen ser en esta clase de acuerdos, ventajas marginales para que cada parte pueda satisfacer a sus bases, pero en los grandes temas que deciden el futuro como la seguridad y defensa, la competitividad, el clima y la energía, no hay grandes novedades.

Simbólicamente, lo ocurrido coincide con el 55 aniversario del Tratado del Elíseo, firmado el 22 de enero de 1963 por De Gaulle y Adenauer, que significaba la reconciliación entre Francia y Alemania. Y para celebrarlo, Merkel y Macron anuncian un nuevo tratado entre los dos países para reforzar su cooperación, integrar sus economías y los lazos entre sus sociedades. Es posible que contribuya a que el proyecto europeo salga del invierno de su crisis y conozca una nueva primavera.

*Expresidente del Parlamento Europeo