Síguenos en redes sociales:

Cultura vacacional

En épocas vacacionales cuando visitamos un país, una ciudad, solemos basarnos en las rutas diseñadas por experiencias o por guías, son trazados basados en zonas históricas, museos, iglesias… Dependerá de la oferta para seducir al turista viajero que busca conocer, no solo la orografía sino su contenido. Los museos significativos suelen ser de obligada visita, sobre todo porque luego los amigos nos pueden preguntar. ¿Cómo, estando allí no lo has visto? Para atraer a este público accidental los museos se esfuerzan por presentar innovaciones basadas en exposiciones temporales atractivas y populares, contribuyendo a refrescar los pasillos donde permanecen las obras de siempre estáticamente impolutas, una especie de márketing artístico, a veces, nada desdeñable y que, en muchos casos, eleva la condición del museo. Lo que supone un reclamo periódico que se traduce en mayor número de visitantes, una opción para entrar en el ránking de los museos del mundo (parece que importa mucho). Las estadísticas, en estos casos, no dejan de ser un sofisma; los componentes de cada museo son intrínsecamente tan diferentes que dependerá de muchos y variados factores los que han de favorecer su conocimiento. No obstante, partiendo de que los grandes museos poseen colecciones de alto contenido artístico, para llegar a tener audiencias extraordinarias, éstos no solo pueden vivir del turista, la población autóctona debe ser asidua por inercia y esto solo se consigue a través de la cognición, la cultura y la educación, tres componentes inseparables pero poco asentados en nuestro país, luego vienen las quejas y la incomprensión de la falta de audiencia. Para saber si lo estamos haciendo bien uno de los factores a tener en cuenta es la correspondencia entre población y visitantes, esto es una medida que orienta y, de momento, caemos en suspenso.

*Pintora y profesora

Pulsa para ver más contenido para ti