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Inteligencia emocional

Nerea Vadillo

Referéndum

Volviendo de mi viaje navideño a la Gran Bretaña, el taxista londinense que nos acercaba al aeropuerto, al descubrir que era periodista, se interesó por conocer mi parecer sobre el Brexit y su potencial final. «Referéndum y permanencia en la UE», contesté. La bestial derrota que sufrió el plan de May para el Brexit en el Parlamento, rechazado por 230 diputados, el mayor cataclismo en la historia de Westminster, obligaba al líder de la oposición, el laborista Corbyn, a activar la moción de censura que tanto había cacareado. Sin embargo, era previsible que por mucho que algunos diputados conservadores aboguen por un nuevo referéndum, se mantuvieran fieles a su lideresa. A punto estuvieron los laboristas de derrocar al gobierno May y conseguir un adelanto de elecciones, pues la moción no salió adelante por tan solo 19 votos, pero el segundo asalto volvió a dejar vivita y coleando a la super tory que lidera esa isla-eximperio, hoy más a la deriva que nunca. Siguiente paso, de aquí al lunes, renegociar con los partidos y llegar al 29 de marzo con acuerdo. Esta alternativa, altamente improbable, nos lleva al escenario de aceptar el capote de la UE, pedir una extensión del artículo 50 a Bruselas y retrasar la fecha de entrada en vigor del Brexit. ¿Y entonces qué? «La única opción lógica para ayudar al país a avanzar: devolver la palabra a la ciudadanía, en una votación que contemple la opción de permanecer en la UE y mantener el acuerdo que hoy tenemos». Así de claro lo tienen algunos laboristas que exigen acción a su líder. Y así será, aunque les suene peregrino a priori.

*Profesora de universidad y periodista

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