He escrito en más de una ocasión que la Historia (con mayúscula, como disciplina) es un arma ideológica formidable, y como tal la ha usado y la usa el Poder (también con mayúscula). Y cuando se utiliza, no se duda una y otra vez en aplicar a los hechos del pasado el presentismo, es decir, proyectar una idea del presente como propia del pasado más remoto posible para justificarse. Se hace presentismo cuando, por ejemplo, se afirma que España es una nación desde los Reyes Católicos, o incluso mil quinientos años antes, en la Hispania romana, o cuando el presidente de México demanda a España que pida perdón por las atrocidades que se cometieron en la conquista de América.

Pero la Historia no justifica el presente, simplemente lo explica. Por eso, pedir responsabilidades a quienes no son responsables del pasado no deja de ser una colosal majadería. Salvo que, eso sí, los herederos biológicos de aquellos conquistadores, que por cierto la mayoría viven en América incluido el presidente mexicano, tengan mala conciencia por lo que hicieron sus ancestros y se autoflagelen o se dediquen a decir bobadas como esta para desviar el foco de atención de los verdaderos y sangrantes problemas que aquejan a su país, como es el caso de la república mexicana.

Pedir perdón por lo ocurrido en el pasado puede estar bien como desagravio sentimental, y se ha hecho en varias ocasiones.

Seriedad

El papa Francisco así lo ha manifestado en referencia a la violencia que utilizó la Iglesia católica en ciertas épocas o por los miles de casos de pederastia que se han sucedido en varias organizaciones católicas, como ha ocurrido, según confesión del propio pederasta, en el caso de los hermanos maristas, en los seminarios irlandeses o con varios cardenales y obispos; pero es que la Iglesia es eterna, claro.

Si esto de pedir perdón por hechos ocurridos hace cientos de años se impone, el lío va a ser monumental. Ya veo al presidente de Italia haciéndolo con todos los territorios invadidos por la antigua Roma, a los sajones y normandos por la invasión de Inglaterra, a los visigodos (si es que queda alguno) por la de Hispania romana, a los bereberes por la de Hispania goda, a los leoneses y castellanos por la conquista de Córdoba y Sevilla, a los aragoneses del Pirineo por la de Zaragoza y así hasta la náusea.

Seamos serios; los que tienen que pedir perdón e ir a la cárcel son los dirigentes corruptos contemporáneos que saquean a sus pueblos y los canallas dictadores que los siguen oprimiendo. Y esos son legión.

*Escritor e historiador