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Políticamente incorrecta

Lola Ester

Falsedad

Da igual el formato: en los debates electorales televisados lo que importa es la percepción, la confianza que transmiten los candidatos, la capacidad de exponer grandes ideas en pocos minutos, la inseguridad o la prepotencia en sus exposiciones. Los dos debates de esta semana han servido para reafirmar aquella encuesta del CIS en la que los españoles percibían a los políticos como parte del problema y no de la solución. Ninguno aportó soluciones sensatas a los problemas comunes, pactos de Estado que sirvan para generar empleo, acabar con la pobreza, mejorar la sanidad, la educación, frenar a la extrema derecha o apostar por la ciencia. Todos se encanallaron a base de mentiras, acusaciones e insultos. Se ve que la filosofía de los asesores de las campañas es que hagan ruido, que revuelvan en el cenagal, porque mira que cuesta bien poco hacer unas fichas con datos reales -sí, datos avalados por organismos oficiales-- para neutralizar al contrario cuando se cuelga medallas que no le corresponden o cuando esparce basura, como si la basura no salpicara a los electores. Los cuatro falsearon, unos con datos e interpretaciones maliciosas, y otro con su actitud evangelizadora reclamando artículos de la Constitución que ha venido despreciando, Régimen del 78, la denominaba. Le oímos defender un referéndum de autodeterminación en Cataluña, quizá porque no se ha leído el artículo 2: «La Constitución se basa en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles». Igual es que se le pegó la página.

*Periodista

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