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Unas elecciones trascendentales

En las anteriores elecciones del 28-A se produjo un salto político fundamental que se venía anunciando como certeza en un mar de incertidumbres: la ultraderecha se sentó en el Parlamento. Hoy, cuando se repiten las elecciones por la incapacidad de los partidos políticos para investir a un presidente del Gobierno, sigue estando en vigor. Porque los retos de aquel 28-A (la gestión de la crisis catalana, la desaceleración de la economía, la emergencia climática, la Europa tras el brexit, las reformas urgentes, como la de las pensiones, etcétera) siguen siendo los mismos, si no más acuciantes por el tiempo transcurrido. Y la ultraderecha no solo entrará en el Parlamento, sino que todo indica que lo hará con más fuerza que en abril, y que puede llegar a ser incluso la tercera fuerza política.

Como en abril, la victoria del PSOE de Pedro Sánchez parece segura. Pero si entonces se daba casi por hecho que si la izquierda sumaba habría un Ejecutivo progresista, ahora la incertidumbre rodea el escenario poselectoral, pese a que todos los actores afirman que España no puede persistir en el bloqueo político. El fracaso de las negociaciones de la investidura de Sánchez ha dejado profundas cicatrices en los socialistas y Unidas Podemos y, a juzgar por las palabras del propio candidato socialista, no puede darse por hecho un acuerdo de la izquierda. En cambio, incluso con un Ciudadanos tan debilitado como indican las encuestas hay pocas dudas de que si la derecha suma, pactará.

La perspectiva de un Gobierno de derechas en el que Vox sea la segunda fuerza con un copioso grupo parlamentario es alarmante. Igual que el 28-A, la campaña del 10-N ha estado muy polarizada en términos ideológicos entre el bloque de izquierdas y derechas. Vista la experiencia de gobierno en Andalucía, Madrid y Murcia, ya puede afirmarse que en igualdad entre hombres y mujeres, inmigración, memoria histórica, emergencia climática, respeto a la diversidad y la estructura del Estado media un abismo entre la victoria del bloque de izquierdas y el de derechas.

Los comicios en Aragón aportan 13 de los 350 representantes que integran el Congreso de los Diputados, pero en una contienda electoral como la de hoy, con las perspectivas tan abiertas, cada diputado logrado puede alcanzar una importancia decisiva para el conjunto de las formaciones políticas que se disputan la representatividad en el territorio. Además, el hecho singular que ha supuesto la entrada en la carrera política de una agrupación de electores como Teruel Existe confiere a estos comicios una singularidad en la provincia que puede trastocar los resultados, al menos respecto a la anterior cita electoral. Otra de las novedades a considerar en Aragón es la presentación de Más País, en la que participa CHA, una formación que no acudió a la cita con las urnas del pasado 28 de abril. Y en pleno frentismo de bloques y tras una campaña que ha pasado fría por la comunidad, mientras la ciudadanía reclama acuerdos los líderes han optado más por la crispación en clave nacional. Precisamente en un territorio cuyo Gobierno autonómico lo componen cuatro partidos.

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