El autor zaragozano Javier Lahoz ha escrito un libro muy hermoso y sensible, con el cine español como telón de fondo. Se titula Mis 100 del cine español (Reino de Cordelia) y habla de actores y actrices, de todos aquellos rostros y voces y cuerpos que le han hecho soñar con personajes e historias.

Javier Lahoz ha elegido el soporte de la semblanza para ofrecernos de la a a la zeta, de Adolfo Marsillach a Victoria Vera un centenar de pequeñas piezas literarias muy bien redactadas, e iluminadas por los retratos del ilustrador Nacho Rúa, que es también economista, como Lahoz es además librero.

En su prólogo al libro, el experto y crítico Fernando Gracia recuerda que conoció a Lahoz en la zaragozana Tertulia Perdiguer, dedicada a la memoria de aquel gran cinéfilo, e integrada por numerosos aficionados al séptimo del arte, algunos de ellos convertidos hoy en verdaderos especialistas.

Como lo es, sin duda, el propio Lahoz. Porque, a medida que vamos leyendo las semblanzas de Antonio Banderas, Aurora Bautista, Tony Leblanc, Silvia Marsó, Sara Montiel, Chus Lampreave, Concha Velasco, José Isbert, José Luis López Vázquez, Marisa Paredes o Marta Etura, entre una larguísima lista de rostros de nuestro cine, unos más conocidos que otros, vamos apreciando el estilo de una prosa depurada, muy precisa, y toda la información que lleva aparejada.

Se trata, obviamente, de una selección personal sin pretensiones de oficializar ninguna clase de clasificación o antología. Lejos de eso, Lahoz se centra en las pulsiones, sentimientos, pensamientos que el trabajo de los actores ha despertado en él como espectador, ayudándole no solo a comprender el cine, sino a entender mucho mejor la vida. Y siendo este bello volumen su manera de dar las gracias a tantos intérpretes por tantos buenos ratos pasados, y seguramente por tanta felicidad recibida y compartida.

Notables son asimismo los retratos a lápiz de Nacho Rúa, cuyos trazos contienen la personalidad de los protagonistas, y en muchos casos su esencia espiritual, lo que los novelistas de antes llamaban el alma.

Un hermoso trabajo.