Medidas excepcionales

Leticia Marcuello Alcaine

Zaragoza

EDUCACIÓN

Soy una mamá del colegio público Integrado de Arcosur, aunque lo que voy a contar podría valer para cualquier centro aragonés. Mi enfado tiene que ver con el continúo cambio de docentes por interinidad cada curso, pero especialmente, con la que se nos viene encima el curso próximo a consecuencia del coronavirus.

Mi hijo, enamorado como muchos niños, de su primera maestra, y tras la pandemia, que le ha robado casi dos trimestres de besos y abrazos de ella y de sus compañeros y compañeras, tiene que soportar el que quizá no vuelva por el azar de las listas de interinidades docentes.

Al tiempo, muchos docentes están deseosos de repetir destino, pero no pueden. Dicen que el sistema no lo permite… ¿Qué sistema es ese? ¿Por qué mantenemos un sistema que perjudica al alumnado, al profesorado, a las familias y a los equipos directivos de los centros educativos?

Discurramos un poco. Creo sinceramente, que pueden conjugarse los derechos docentes y de las familias, para que nuestros hijos e hijas no sigan siendo los perjudicados en todo este asunto.

Y que es perfectamente posible, si la administración educativa quisiera, que pudieran repetir de destino los docentes que voluntariamente quisieran, si las circunstancias del centro lo permiten. Para mayor frustración, no paro de escuchar a nuestros políticos, que el refuerzo educativo será clave el próximo curso. Dicen que el refuerzo será esencial para compensar los problemas del curso pasado y avanzar en el venidero, pero no reducen las ratios, ni aumentan el profesorado, ni construyen nuevos colegios, y tampoco otras medidas a coste cero, como la que propongo.

¿Quién mejor para dar el refuerzo que quienes ya conocen a nuestros hijos? ¿Quién mejor para empezar en la dichosa nueva normalidad que un docente conocido? ¿Acaso no sería todo más ágil, más natural y personalizado? Pienso en infantil, pero después de la tragedia sanitaria que seguimos presenciando, creo que esta idea es válida para cualquier curso, incluso Secundaria. Ahora es más importante lo emocional que lo curricular.

Sinceramente, creo que se podría conjugar la voluntariedad de muchas plazas, junto a la voluntariedad de muchos docentes a repetir. Quizá no todas las plazas, quizá haya docentes interinos que no quieran, pero seguro que hay una gran mayoría que sí. Y no solo se beneficiaría el profesorado, también nuestros hijos e hijas y su educación pública de calidad.

Entendería que lejos de una pandemia nadie quisiera enfrascarse en este tipo de ocurrencias educativas, pero la situación del curso, o cursos que vienen, merecen medidas excepcionales que mejoren los graves problemas que sufren nuestros hijos e hijas a consecuencia del continuo cambio de centro del profesorado interino.