La victoria de Alberto Núñez Feijòo en Galicia ha supuesto de algún modo la derrota de Pablo Casado en las recientes elecciones autonómicas. Ambas apuestas eran, dentro de un mismo partido, sustancialmente distintas. Feijóo se negó a acatar las directrices de Casado en cuanto a pactos electorales, negándose a admitir a Ciudadanos como miembro de una coalición, y rebelándose asimismo a cualquier tipo de interrelación con el otro socio del PP en Andalucía, Madrid, Zaragoza y otros muchos lugares: Vox. Concentrando el voto conservador, y tal vez centrista, en torno a su figura ha logrado igualar los registros históricos, las aplastantes mayorías del también conservador político gallego y fundador de su partido: Manuel Fraga.

Por el contrario, Casado, habiéndose equivocado estratégicamente en Galicia, perdió con estrépito en el País Vasco unas elecciones que se empeñó en comandar. Quitando de en medio, para empezar, al equipo de Alfonso Alonso, simpatizante del antiguo sector de Rajoy y de Soraya Sáenz de Santamaría, y resucitando a un olvidado y radicalizado Carlos Iturgaiz, cuya campaña no solo no ha seducido a los vascos, sino que le ha costado votos al PP.

Vistas dichas actuaciones, que se cuentan por errores, ¿qué razones hay para creer que Pablo Casado es un líder con opciones de llegar a la presidencia del Gobierno? De momento, no muchas.

Tampoco parece haber sido un acierto su designación de Cayetana Alvarez de Toledo como portavoz de su grupo parlamentario. Una señora que habla con acento ríoplatense, expresándose, ora como un filósofo de la escuela kantiana, ora como un psicoanalista argentino, siempre con distancia respecto al pueblo y pronunciado desdén al adversario no podía funcionar a nivel de imagen, y no ha funcionado. La prueba es que Feijóo no la ha querido para su campaña gallega; es más, se comenta, incluso, que la vetó. Pero Casado, aznarista de pro, mantiene a Cayetana, ahijada política de Aznar, contra viento y marea. ¿Por qué? ¿Quizá para demostrar que en el PP hay gente tan de derechas como en Vox, y evitar el trasvase de votos a Abascal?

Tal vez, pero también en este caso el remedio es peor que la enfermedad.