Hay una película francesa, muy divertida de 1993, llamada Los Visitantes . Narra la historia de un noble del siglo XII y su siervo que, al tomar la pócima de una bruja, se trasladan en el tiempo a nuestra era. La película son un montón de gags , relacionados con el choque frontal entre dos épocas. En un momento dado le cuentan al noble que el derecho de pernada ya no existe, a lo que este reacciona con desdén gritando ¡qué injusticia! Esto es un poco lo mismo que le pasa a la escuela concertada, que lleva muchos años con derecho de pernada y le parece injusto que se lo quiten. Lleva muchos años cobrando cuotas ilegales a los alumnos, unas veces directamente pasan recibos, y otras de forma indirecta obligando a comprar un chándal de 150 euros, o a participar en carísimas actividades extraescolares en horario lectivo, o cobrando los libros, el comedor o el transporte con un recargo (visible, o invisible). Tampoco me quiero dejar la insistencia con la que en ocasiones en clase recuerdan la necesidad de realizar un donativo a determinada causa, señalando a Menganito, que todavía no ha traído el dinero.

Si tienen dudas sobre estos cobros, pregunten a cualquiera que lleve a sus hijos a la concertada. La ley Celaá también va a prohibir que se regale suelo público para la construcción de estos colegios. Es decir, se les regalaba el suelo para que construyan un negocio financiado con dinero público en el que luego cobraban cuotas ilegales. Pedazo de emprendedores. A veces, para conseguir esos suelos había que entregar una mordida al PP. ¿Recuerdan la trama Púnica ? Además, puedes tener suerte con los suelos, te los regalan, luego te los recalifican para viviendas y pelotazo al canto, ¿Verdad Jesuitas? Pero la verdadera clave de la educación concertada está en la capacidad que tienen para discriminar alumnos, y así ofrecer clases más homogéneas, hablando en plata sin gitanos, negros u otros pobres, que lógicamente no pueden pagar las cuotas ilegales.

Vayan a la salida de un cole concertado y de uno público y lo verán con sus propios ojos. Naturalmente hay excepciones como el colegio Cantín y Gamboa o El Carmen y San José. Si ellos en lugar de ser la excepción fuesen la regla, yo no habría escrito este artículo. Acabar con el cobro de cuotas ilegales, la especulación, la discriminación de alumnos y el derecho de pernada es un ataque a la libertad y una injusticia de un Gobierno totalitario. Labordeta contestaría: ¡Váyanse ustedes a la mierda! .