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SALA DE MÁQUINAS

Juan Bolea

El comandante y la compañera

Daniel Ortega hoy vuelve a gobernar Nicaragua desde muy distintos principios a los de 1980

Borrando fotos del archivo del móvil encontré una junto a ManuelJabois. Alguien nos la había tomado en Managua en el 2017. Una mañana de descanso en el Festival Centroamérica Cuenta, dirigido por SergioRamírez, al que ambos asistíamos como escritores, aprovechamos para visitar el Museo de la Revolución. En sus salas, banderas, fotos de las luchas y proclamas argumentaban un canto a Sandino y al sandinismo, desde las primeras revueltas campesinas contra Estados Unidos hasta la expulsión de AnastasioSomoza y el primer gobierno revolucionario, presidido por DanielOrtega en 1980 (hoy vuelve a gobernar, desde muy distintos principios).

Uno de los periódicos que en el 2017 cubrió aquel destacado evento cultural de Centroamérica Cuenta fue Confidencial, dirigido por Carlos F. Chamorro. Al año siguiente, el 2018, cuando estallaron las revueltas populares contra el Gobierno de Daniel Ortega y su vicepresidenta y esposa RosarioMurillo,Confidencial, de acuerdo a su ética profesional y a su larga tradición liberal y democrática, cumplió sus labores informativas acumulando trágicas noticias sobre los más de trescientos muertos de la represión. La respuesta de Ortega fue ordenar el asalto policial a las redacciones deConfidencialyEsta Semana medios independientes dirigidos por Chamorro desde hacía un cuarto de siglo. Varios periodistas fueron detenidos, procesados por «terrorismo» e «incitación al odio» y encarcelados durante varios meses.

Hostigado y perseguido, Chamorro, como miles de nicaragüenses, se refugió en Costa Rica, desde donde continuó luchando por reabrir sus rotativas y crear un clima de protesta internacional contra la dictadura en la que había derivado el sandinismo. La respuesta de Ortega fue confiscar las oficinas de Confidencial y Esta Semana para convertirlas en una Casa Materna o centro de salud pública. «El comandante y la compañera», esto es, OrtegayMurillo, publicitaron el expolio como una dádiva desde su Estado-familia al pueblo dependiente de su auxilio social.

España no ha tomado medidas, aunque sí advertido que la cooperación internacional peligra si no se respetan los derechos humanos. El régimen de Ortega/Murillo no se ha dado por aludido. Mucho me temo que Jabois y yo tardaremos en hacernos otra foto en Managua.

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