Jane Austen

La literatura contemporánea le debe mucho a Jane Austen. Su estilo detallado y conciso a la vez y, sobre todo, su visión de la sociedad inglesa de finales del siglo XVIII sentaron las sólidas bases de un nuevo tipo de novela, la psicológica, y de otro modo distinto de narrar, más hacia el interior de los personajes que hacia los exteriores de la campiña inglesa; más hacia la reflexión y la introspección que hacia la acción física y al triunfo de la turbulenta naturaleza y de las tumultuosas pasiones.

Con Jane Austen la mujer, hasta el momento trágica e implacablemente apartada de los centros neurálgicos de poder, de los gobiernos, de los juzgados, de las sociedades mercantiles, reducida al papel de esposa y madre, dará un gran paso adelante para, situándose frente al lector/espectador, reclamar su atención y expresar sentimientos y reivindicaciones, quejas por su marginación y propuestas para un mundo mejor. El alma de los personajes femeninos no tenía secretos para una Jane Austen consagrada al arte literario como la única manera de transformar la sociedad de su tiempo. Novelas como 'Emma', 'Sentido y sensibilidad' o 'La abadía de Northanger' nos siguen maravillando por su exquisitez literaria y por el tratamiento igualitario, por entonces revolucionario, entre ambos sexos.

Después de muchos viajes y años frecuentando sus pasos y obras, la escritora española Espido Freire se ha animado a dedicar un ensayo a la que considera una de sus primeras y principales maestras.

'Tras los pasos de Jane Austen' se lee como una amenísima y muy completa biografía, por un lado; por otro, como una llamada de atención hacia el genio agazapado que va emergiendo a medida que Austen vive, sufre, ve mundo, evoluciona, experimenta el amor y la pérdida… Tal como ya hiciera con Teresa de Jesús, Espido Freire se acerca a la Jane menos conocida, más reservada, escudriñando su alma de artista desde la suya propia e invitándonos a relacionar a ciertos familiares Austen con algunos personajes de Jane, a algunas epístolas con ciertos aconteceres, a ciertos compromisos con determinadas escenas... Porque la vida común y la obra genial de Jane Austen no podían ir cada una por su lado, sino de la mano.

Y también, en su lúcida interpretación, de la mano tendida, generosa, compañera, de Espido Freire.