Síguenos en redes sociales:

El conde de Romanones

‘Breviario de política experimental’ de don Álvaro de Figueroa y Torres es una auténtica joya

Hay un librito, una auténtica joya. El título Breviario de política experimental, publicado en 1944, de don Álvaro de Figueroa y Torres, conde Romanones. Todo un pura sangre de la política. Fue considerado como el más experto y hábil manipulador de tretas y picardías políticas. Su ojo sagaz, que desconcertaba a Azaña, sabía intuir las situaciones más arduas y anticiparse a los más imprevistos acontecimientos. Se consideró un liberal.

Haré una breve reseña biográfica política y acabaré con algunas citas del libro citado. De sus muchas actividades empresariales, como la Compañía Española de las Minas del Rif, no podré darles cabida aquí.

Nació en Madrid en 1863 y falleció en esa ciudad en 1950, pero su trayectoria política está fuertemente vinculada con Guadalajara, donde fue elegido diputado provincial ininterrumpidamente desde 1891 a 1923. Además, fue presidente del Senado y del Congreso de los Diputados, varias veces ministro, tres veces presidente del Consejo de Ministros bajo el reinado de Alfonso XIII y formó parte del Partido Liberal de Sagasta y Canalejas. Consiguió ser diputado provincial durante más de 30 años seguidos, «a veces sin candidato en contra, independientemente de qué partido gobernara en ese momento», «eso tiene su «mérito» especialmente cuando abundaba el «pucherazo»: el gobierno se turnaba entre liberales y conservadores, siendo el partido que gobernaba el que colocaba sus candidatos y “preparaba” las elecciones siguientes de modo que siempre obtenía mayoría.

Participó en la decisión junto con el presidente del Consejo de Ministros, Juan Bautista Aznar, de sacar al rey Alfonso XIII y entregar la jefatura del Estado al primer presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora. Escoltó personalmente al rey hacia su destierro, y siguió en política como diputado de las Cortes constituyentes de la II República, defendiendo al rey.

El Real Decreto de 26 de octubre de 1901, siendo Ministro de Instrucción Pública, incluía en los Presupuestos Generales del Estado los salarios de los maestros, y el pago de las atenciones de personal subalterno y material de las escuelas públicas de primera enseñanza. Por ello, tiene un busto en una plaza de Guadalajara, financiado por el colectivo de maestros de 1913. En el mismo decreto ampliaba el plan de estudio de la enseñanza primaria y duplicaba la edad escolar obligatoria (de 6 a 9 años, a 6 a 12). Con un diseño curricular del regeneracionismo español.

Fue un privilegiado testigo del giro anticlerical de su partido, el liberal. Señaló: «No había en nuestros propósitos nada contra los principios de la religión católica. Se luchaba convencidos de hacer frente al clericalismo, de defender la tolerancia y, sobre todo, de mantener la supremacía del poder civil, alarmado por las intromisiones de una parte del clero y por el crecimiento arrollador de las órdenes religiosas».

El 1 de octubre de 1919 entraba en vigor su decreto firmado seis meses antes, como presidente del Consejo de Ministros, disponiendo que «la jornada máxima legal será de ocho horas al día, o cuarenta y ocho semanales, en todos los trabajos». Esta conquista fue debida a la huelga de la Canadiense en Barcelona de 1919.

Fue un hábil escritor llegando a ser Académico de la Historia y Académico de Bellas Artes de San Fernando. Durante la República escribió sus memorias. Obras suyas fueron. Breviario de Política Experimental, Biología de los Partidos Políticos, y Notas de mi vida.

Termino con algunos de sus pensamientos políticos del libro citado al principio y expresados en pequeñas frases. Los capítulos son: Monarquía. Pueblo. Política exterior. Del personal diplomático. De las luchas políticas. Psicología del gobernante. El sentido de la orientación. Del dominio de sí mismo. Lógica de la política. De la intuición y la flexibilidad en la política. Ética de la política. Aspectos de la vida política. Jóvenes y viejos. La mujer en la política. De la amistad política. Liberalismo. El toreo y la política. De la caza y de la política. No han perdido actualidad. Ahí van algunos:

Monarquía: Los amoríos de los reyes son vistos con indulgencia por los pueblos; a veces, con casi una aureola. El más leve desliz de una reina no se perdona.

Pueblo: La gratitud de los pueblos es efímera. Es tan difícil gobernar un pueblo de incrédulos como uno de fanáticos.

Del personal diplomático: Para negociar con la Iglesia nunca se debe tener prisa; para ella el tiempo no pasa lo mismo que para el resto de los mortales, porque parte de su inmortalidad. Para ella los siglos son años, y éstos le significan menos que para nosotros los minutos. La resistencia pasiva de la Iglesia es inconmensurable. La suavidad en la forma y la firmeza en el propósito son condiciones indispensables para conversar con la Iglesia.

De las luchas políticas: Las cuatro reglas de la política: suma cuanto puedas, resta lo menos posible, multiplica con cuidado y divide al adversario hasta hacerle polvo.

Psicología del gobernante: Al que gobierna le es esencial estar bien rodeado. Escoger los colaboradores, aun los más modestos, requiere especial cuidado. No basta que sean inteligentes y cultos, abnegados y activos. Se necesita que, al respirar el ambiente de la cumbre, no se despierte en ellos la ambición.

De la amistad política: Muchas veces los más útiles amigos son los que nos contradicen. No los que siempre nos dicen amén.

Pulsa para ver más contenido para ti