Se han cumplido en 2021 diez años de la muerte de Amparo Muñoz. Con ese motivo aparece La vida rota (Roca editorial), una nueva biografía suya, escrita por Miguel Fernández. En sus páginas asistimos a un minucioso recorrido sobre el esplendor, gloria y descenso de la actriz a los infiernos, hasta su muerte en 2011, a los 56 años de edad, en su domicilio de Málaga. Los detallados recuerdos de ella, sus fotos, sus declaraciones nos conmueven.

¿Podría haberse evitado tanta desgracia como la que se cebó en una de las mujeres más hermosas de su tiempo, víctima de factores externos y de una inseguridad o desequilibrio interior a los que nunca pudo sobreponerse, bien por falta de voluntad, bien por falta de ayuda? Es difícil contestar a esa pregunta, pero muchos querríamos pensar que sí, que esa esperanza de salvación la mantuvo la propia Amparo, aún en forma de pequeña llama, y a pesar de todo, hasta el final.

La vida de Amparo Muñoz comenzó a romperse cuando fue elegida Miss Universo, abriéndole ese título de belleza la puerta para emprender una carrera como modelo y actriz, pero también un balcón al vacío.

Trabajos los suyos, en la pasarela o ante las cámaras, que pronto se vieron interrumpidos por malas compañías que tan solo querían aprovecharse de ella, de su cuerpo, de su fama… Las drogas hicieron acto de presencia y la habituaron a un consumo que fue deteriorándola lenta, implacablemente, marcando su belleza con el rictus de la desesperación y las cicatrices del abandono.

El trabajo de investigación de Miguel Fernández relaciona a la actriz con un submundo de tráfico y consumo de estupefacientes, asimismo frecuentado por rostros entonces y hoy muy conocidos del cine, la moda, la política, el teatro o la música. De marido en marido, de romance en romance, de mal en peor, Amparo encadenaba tratamientos y reclusiones con recaídas y depresiones, en un loco tiovivo que la iba alejando del suelo de la realidad.

Joaquín Sabina le dedicó unos versos lamentando esa belleza suya e inocencia que se nos fue: Prófuga de palabras y de besos/ aguafuerte sin panes y sin peces/ la muerte estaba loca por sus huesos. O estos otros: Golondrina sin nido/ milagro de la carne de cañón/ prisionera en un mapa tan extraño.

Una pena.