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Sala de máquinas

Juan Bolea

Primera muerte, primer amor

Una de nuestras mejores editoriales, Los libros del Gato Negro, dirigida con exquisito gusto por Marina Heredia, acaba de publicar la nueva novela de Camino Díaz, El color de la tristeza es amarillo.

Se trata de una historia que los lectores tardarán en olvidar porque está firmemente enraizada en nuestra tradición, en nuestra tierra, ese mundo rural del que procedemos casi todos, y que estuvo y sigue ahí como si, al volver la esquina, en lugar de con unos grandes almacenes nos encontrásemos con el huerto del abuelo; en vez de con la estación Delicias, con un apeadero en medio de un solitario páramo de campos azules, verdes o amarillos, cambiantes de color según la estación del año.

Camino Díaz, la autora, confía la narración a una niña/mujer rodeada de adultos: un padre guardia civil, una madre poeta, abuelos y bisabuelos cuya memoria se remonta a la guerra civil, o a mucho antes... Todos habitan una vieja casa familiar. Entre sus muros se relacionan, discuten, ocultan secretos en clave a veces más de espíritus que de personajes. Por eso la chica de El color de la tristeza es amarillo, que busca horizontes, que quiere oír una música diferente, ecos distintos a sus voces, tendrá amigos de carne y hueso pero otros... otros no. Todos ellos, cuerpos o almas, verán sacudidas sus apariciones y rutinas por la muerte, en apariencia nada accidental, de un vecino del pueblo. Ese golpe de realidad (¿un asesinato?), enfocará una línea de la narración a la solución práctica del caso; pero la otra, en paralelo, permanecerá cosida a la conciencia y sensibilidad de la niña/mujer, en un tono de inocencia que ya había ganado al lector.

Una novela hechizante por la combinación del más crudo realismo con la más delicada ensoñación, y por los recursos de que la autora hace gala para hacernos creer y soñar con una interpretación del tránsito de la adolescencia en un mundo panteísta pagano y maravilloso, universo cerrado de palabras donde los gritos y disparos se amortiguan con la pureza del primer amor y la manera en que a los jóvenes corazones se les revelan los dolorosos misterios del pasado.

Con El color de la tristeza es amarillo, Camino Díaz continúa caminando con firmeza por los senderos de la ficción.

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