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COSAS QUE PASAN

Margarita Barbáchano

Desconcertados

En estos días de llamadas familiares para desear una felicidad retórica de Año Nuevo se me ha quedado grabada la frase de una sobrina que vive en Madrid. Me dijo: «Aquí, tía, lo que reina es la libertad para contagiarse». La muchacha a sus treinta años es juiciosa, aunque su juventud le impulse a juntarse, y se mantiene en guardia permanente. Estamos desconcertados ante la propagación mundial de esta nueva enfermedad y las medidas adoptadas en cada territorio en una espiral de desorientación alucinante.

Me desconcierta que un test de antígenos positivo comprado en la farmacia ya no requiera de una PCR de confirmación en los centros de salud porque están desbordados.

Me desconcierta que de un día para otro cambien el protocolo (Sanidad del Gobierno de Aragón y de otras comunidades) y seamos nosotros los que vayamos buscando como locos test de antígenos por las farmacias de la ciudad, sin existencias hace unos días, para autodiagnosticarnos. Y que Sanidad nos diga que ese positivo va a misa. A confinarse en casa al capricho de los días señalados, que cada semana varían: pueden ser cinco, siete o diez, según quien gobierna.

Me desconcierta que se deje el negocio de los antígenos en manos de las farmacias que cada día suben el precio de la cajita milagrosa. Estos días previos a Nochebuena y Nochevieja los nasales han pasado de costar 5,70 euros la unidad a 9 e incluso a 10 euros en farmacias. Todo dependiendo de la escasez de los mismos y de la angustia de los ciudadanos por saber si eran positivos o negativos.

Me desconcierta que los gobiernos autonómicos y el Ministerio de Sanidad no regulen de forma inmediata el precio de los test que nos aconsejan comprar. ¿Recuerdan? Pasó lo mismo con las mascarillas en la primera ola del covid-19. La palabra que me viene mientras tecleo este artículo es la de inmoral. Estamos hablando de sanidad pública y de sanidad privada, no de mercado negro al mejor postor.

Me desconcierta que no se vacune ya con la tercera dosis de refuerzo a la franja de edad de 30 a 49 años porque son las personas más expuestas a dar positivo. Entre otras razones debido a que hace más tiempo que recibieron la última dosis. Y porque, en esta hermosa edad, hay mucha actividad social y profesional. Y los contagios son explosivos.

Me desconcertaba que no se pudieran contabilizar los positivos de los autotest porque cada cual se lo hace en la intimidad. Y las farmacias, como es natural o no, se dedican a hacer caja y no controlan qué tal les ha ido a sus clientes. Ante semejante dejadez, Sanidad ha reaccionado y el martes activó un teléfono (876503741) y una web para notificar positivos

Me desconcierta la falta de previsión de las autoridades sanitarias y políticas que una vez más han abierto puertas a la expansión de los contagios masivos. Pasó este verano y está pasando ahora. La hostelería y los bares tienen el mando. ¡Más vacunas, por favor! Es lo que ha funcionado bien y nos salva del desconcierto. Que 2022 nos sea favorable.

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