Hoy, 27 de enero, es el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto y Prevención de los Crímenes contra la Humanidad, una jornada dedicada a recordar a los colectivos que fueron objeto de persecución por el III Reich, que ocasionó millones de víctimas con sus implacables políticas de exterminio.

Tras la designación de Hitler como canciller el 30 de enero de 1933 los nazis fueron copando las estructuras de poder y adoptaron medidas para implantar su ideología totalitaria: prohibición de los sindicatos, control de los sistemas productivos, económico, educativo, cultural... y la creación del primer campo de concentración –Dachau– para encerrar a los «enemigos políticos», siendo considerados como tales personas de todas las ideologías opositoras al nazismo.

Culpables

Los judíos europeos habían sido señalados por los nacionalsocialistas como culpables de todas las dificultades a las que se enfrentaba la sociedad alemana, inmersa en una grave crisis económica y social a la que se sumaron las compensaciones impuestas en el Tratado de Versalles tras el final de la Primera Guerra Mundial. Con los nazis en el Gobierno, los judíos alemanes asistieron impotentes a la implantación de normativas que iban desde la limitación para establecer negocios, hasta la de ocupar cargos públicos o ejercer determinadas profesiones. Se creó un entramado legal para su identificación, localización y segregación por todo el Reich y, posteriormente, por los territorios ocupados donde los grupos 'Einsatzgruppen' llevaron a cabo prácticas de exterminio entre las comunidades hebreas. Todo ello culminó con el establecimiento de la «solución final al problema judío» tras la conferencia de Wannsee en enero de 1942, que extendió la muerte por todos los rincones de la vieja Europa con la creación y puesta en funcionamiento de los campos de exterminio en los que, con una concepción industrial, fueron tratadas «millones de unidades» en las cámaras de gas de Belzec, Chelmo, Sóbibor, Majdanek, Treblinka y Auschwitz-Bierkenau.

Los decretos de depuración racial se complementaron con el establecimiento de prácticas de exterminio dirigidas a los sectores más débiles de la población

También otros colectivos estigmatizados y perseguidos –como los gitanos, los testigos de Jehová, los masones o los homosexuales– se vieron afectados por prácticas persecutorias y de eliminación. Los decretos de depuración racial se complementaron con el establecimiento de prácticas de exterminio dirigidas a los sectores más débiles de la población ante el supuesto peligro «contaminante» para la raza aria: las personas discapacitadas o que sufrían enfermedades mentales.

Todo lo anterior estuvo acompañado de una novedosa e innovadora estrategia publicitaria, de la que se encargó Joseph Goebbels al frente de Ministerio para la Instrucción Pública y Propaganda, con el objetivo de mentalizar a amplias capas de la sociedad alemana y conseguir adeptos para su causa: la mentira, la tergiversación de la historia y la manipulación informativa alcanzó a todas las manifestaciones educativas, culturales o de cualquier otra índole, sin que quedaran al margen los libros de texto utilizados en las escuelas de educación primaria.

Insidias amenazadoras

Para acabar y volviendo a los actos conmemorativos de estos días, como lección para el futuro de todo lo anterior, cabe mencionar el comunicado de la Amical de Mauthausen y otros campos, ha publicado con motivo de esta fecha apelando a la necesidad de recordar el Holocausto y al resto de víctimas del nazismo para conocer hasta dónde puede llegar la capacidad humana para perpetrar el mal y para ejercer el bien, y ha de convertirse en arma poderosa frente a mensajes e insidias amenazadoras en épocas de crisis e inseguridades.

En efecto, ese es el reto de nuestra sociedad, profundizar en el conocimiento del pasado como prevención de los peligros de futuro. A esos dos conceptos nos debemos quienes hemos tomado el compromiso voluntario de asumir el objetivo de mantener viva la memoria de las víctimas del nazismo de España siguiendo el lema establecido por las Naciones Unidas para las celebraciones de este año: «Memoria, Dignidad y Justicia». Palabras que por sí solas sintetizan el significado de las reflexiones que han de acompañar todas las acciones y las políticas reparadoras de los diferentes colectivos de víctimas del nazismo, o de otro conflicto, como consecuencia de haberse conculcado algunos de sus derechos fundamentales que cualquier persona debe tener garantizados sin importar lugar, momento o circunstancia.