El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón

Santiago Molina

El artículo del día

Santiago Molina

Las guerras y los niños

Los conflictos bélicos provocan cinco menores asesinados por cada militar fallecido en combate

Permítaseme comenzar con esta cita textual de Englantyne Jebb: Todas las guerras, justas e injustas, desastrosas o victoriosas, son guerras contra los niños. A primera vista podría creerse que es una afirmación exagerada, pero los datos aportados por las principales agencias internacionales de protección a la infancia coinciden en asegurar que, por desgracia, los niños son las principales víctimas de las guerras. La organización Humam Rights estima que en los últimos diez años han muerto alrededor de diez millones de niños por causa de las guerras y que hay cinco menores asesinados por cada militar muerto en combate. Es evidente que esas horribles cifras son más que suficientes para que cualquier ciudadano de bien reniegue de todas y cada una de las guerras, sean cuales fueren sus causas. Pero en este artículo no voy a hablar de los muertos, sino de los efectos presentes y futuros que ocasionan los conflictos bélicos en los menores que logran sobrevivir.

Según Save the Children, uno de cada cinco menores en todo el mundo vive en zonas donde hay algún conflicto bélico, lo cual permite estimar que el número total de pequeños afectados por las guerras asciende a 420 millones. En esos escenarios, los niños, en lugar de estar protegidos como exige la legislación internacional, son usados como escudos humanos, se les convierte en soldados por la fuerza, y en multitud de casos son víctimas directas de abusos sexuales. Pero aunque no hayan sufrido esas terribles violaciones de sus derechos más elementales, suelen acabar sumidos en la más absoluta pobreza, malheridos y profundamente traumatizados, o internados en orfanatos en los que, por mucho que lo intenten los educadores, resulta imposible sustituir el calor humano proveniente de sus padres y madres.

Estamos hartos de ver cómo las viviendas, las escuelas y los hospitales infantiles son destruidos de manera intencionada. Sin embargo, cuando los medios de comunicación muestran las terribles imágenes, las autoridades militares y políticas atacantes aducen errores de cálculo, o incluso, como en el caso de Ucrania, se atreven a decir que las imágenes han sido falseadas. No hay datos fiables acerca de los efectos a largo plazo que las guerras tienen sobre los menores de edad, pero la mayoría de los expertos afirman que estos niños, habiendo tenido que hacer frente a atrocidades desde muy temprana edad, desarrollan la convicción de que la violencia es la mejor forma de resolver las disputas entre compañeros y en el seno familiar.

No creo que nadie que esté en su sano juicio pueda estar a favor de las guerras. Sin embargo, existen desde tiempos inmemoriales y probablemente nunca dejarán de existir, lo cual incita a suponer que son inevitables. Por ello, han sido aprobados protocolos internacionales para minimizar sus efectos, sobre todo en los menores de edad. El primer documento legal fue la Declaración de Ginebra sobre los Derechos de los Niños (1924), la cual no sirvió para evitar las matanzas de niños judíos por parte de los militares nazis antes y durante la segunda guerra mundial. Gonzalo Silla y Margarita Escandell, tomando como referencia los datos aportados por la Organización Internacional Humanium, mencionan tres protocolos referidos exclusivamente a la protección de los niños en tiempos de guerra. El primero obliga a los países firmantes a proteger a los menores de edad de todo tipo de violaciones a los derechos fundamentales de la persona. El segundo prohíbe explícitamente su reclutamiento. El tercero es el Derecho Internacional Humanitario (DIH), también conocido como el código de leyes para la guerra, el cual deja muy claro que los gobernantes y militares que no respeten esa normativa, pueden ser condenados como criminales de guerra.

Los responsables de Human Rights se hacen esta pregunta ¿Cómo es posible que, a pesar de esa copiosa legislación, entre 2010 y 2018 haya crecido un 300% el número de menores de edad asesinados y mutilados en conflictos bélicos, en comparación a los diez años anteriores? Obviamente, solo es explicable porque ese sistema internacional de leyes de protección a la infancia, en las zonas de conflictos bélicos, no es más que un tigre sin dientes, pero no un sistema eficaz para hacer responsables de sus crímenes a los violadores. Será eficiente el día en que dispongamos de unos jueces absolutamente independientes de los gobernantes, que estén dispuestos a jugarse el tipo por defender a los seres más vulnerables.

Por cuestiones de proximidad geográfica y temporal todos tenemos en la retina las imágenes del reguero de niños muertos, mutilados o que están huyendo de Ucrania, solos o acompañados de sus madres, para librarse de las bombas rusas, pero por desgracia, son situaciones que también han ocurrido en otros países y latitudes, e incluso en nuestro país (Josefina Aldecoa escribió un libro muy interesante sobre la situación de los niños españoles durante la guerra civil de 1936-1939, titulado Los niños de la guerra).

Compartir el artículo

stats