El Periódico de Aragón

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Alfonso Alegre

Apuntes al margen

Alfonso Alegre

¿Estadio o tranvía?

En Zaragoza se sigue con el debate sobre la construcción de un nuevo estadio de fútbol. Un estadio, que en palabras del alcalde Azcón, costaría alrededor de 150 millones de euros. Por comparar, el nuevo San Mamés construido hace varios años (2015) costó 186 millones de euros y el presidente del Athletic dijo que «hacer el campo por el precio que se ha hecho es un récord» de barato. Además de saber cuánto va a costar, deberíamos valorar cuánto se va a usar y cuántas personas se van a beneficiar de ese uso.

Los datos dicen que la Romareda tiene una asistencia media de 15.000 espectadores por partido y allí se juegan 21 partidos de liga al año. Salen 315.000 espectadores al año.

Hay quien afirma que cuando el Zaragoza suba a primera habrá más, pero hace ya una década que hablamos del ascenso y nada. Incluso hay quien dice que un nuevo estadio traerá a Zaragoza partidos de la selección española. Otro dato, la selección española en el presente año 2022 va a jugar un total de 5 partidos en España. Digo yo que habrá que compartirlos con el resto de ciudades. Nos tocaría, con suerte, un partido al año

El proyecto de la segunda línea de tranvía preveía unos costes de 200 millones de euros (naturalmente se quedará corto). No obstante, esos costes incluían la prolongación de Tenor Fleta y un carril-bici a lo largo del trazado entre otras obras accesorias. Por otro lado, esta línea tiene una previsión de usuarios de unos 20 millones al año. Como dato comparativo, la línea 1 de tranvía transporta alrededor de 30 millones de personas al año, casi 100.000 al día.

Comparando podemos observar que el estadio nuevo y la segunda línea de tranvía tienen un coste similar, aunque gana la línea del tranvía. Por otro lado, lo que no resiste comparación alguna es el número de usuarios. El estadio tendría tirando muy a lo alto 0,4 millones de usuarios al año, por 20 millones que tendría la línea 2 de tranvía. Dicho de otra manera, el estadio tendría tantos usuarios en un año como el tranvía en una semana.

Además, el tranvía tiene otros beneficios indirectos como la reducción del tráfico, del ruido y de la polución, pero también la regeneración urbana que provoca en su entorno (busquen locales vacíos a lo largo de la línea 1). En cuanto se hacen números, las demagogias y los trapicheos caen por su propio peso.

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