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El artículo del día

Santiago Molina

El mestizaje hispanoamericano

La cultura de la unión de conquistadores e indígenas es valiosa: hablar un idioma y creer en un Dios

En el año 2012 se llevó a cabo en Bolivia un estudio sociológico realizado por Mitchell A. Seligson, de la Universidad Vanderbilt de EEUU. Los resultados mostraron que el 65% de los entrevistados se declaró mestizo, el 11% español nacionalizado boliviano, un 19% indígena y un 5% no respondió. En cuanto al idioma hablado habitualmente, resultó que el 95% usaba el español y se declaraba católico. Ello demuestra que, en contra de lo que se suele creer, Bolivia es uno de los países latinoamericanos con mayor población mestiza y que, como consecuencia de ese mestizaje, el español es la lengua hablada por la práctica totalidad de la población y la religión católica es la mayoritaria.

Nuevo censo electoral

Algún lector, o lectora, se preguntará por qué traigo a colación ese estudio. El motivo es porque actualmente el gobierno boliviano está preparando un proyecto para elaborar un nuevo censo electoral en el que la categoría de mestizo ha desaparecido de las opciones que en el mismo se plantean. Desde que empezó a elaborarse este proceso censal han surgido voces muy importantes, procedentes del ámbito universitario y de todos los partidos políticos con la excepción del que gobierna (el Movimiento al Socialismo: MAS), que están en contra de esa usurpación histórica. ¿Qué hay detrás de esa manipulación sociológica? Tratar de esconder el legado más valioso de la conquista americana por parte de los españoles.

La supresión de esa variable sociocultural es absolutamente inconstitucional, ya que no se atiene a lo que afirma el artículo primero de la vigente carta constitucional boliviana. «Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural y descentralizado autonómicamente». A su vez, es bastante grave, ya que en el artículo 26.3 se plantean dos formas diferentes para la obtención de representación parlamentaria. Por un lado, a través del cauce normal de cualquier estado democrático y por otro siguiendo unos procedimientos sui géneris para cada grupo indígena en función de sus tradiciones culturales y de su cosmovisión. Incluso, el artículo 146 menciona que todos los grupos indígenas tendrán representación parlamentaria aunque solo sean una pequeña minoría.

Hiperrepresentación

En ese contexto político, todos aquellos grupos que son considerados indígenas tienen una hiperrepresentación política institucional muy superior a la de los mestizos y criollos, lo cual ha sido defendido como una especie de desagravio a la hegemonía del «hombre blanco» que ha caracterizado la Historia de los países latinoamericanos. A la vista de esa peculiaridad de la Constitución de Bolivia, esta batalla del indigenismo militante es fácil de entender. En cambio, es total y absolutamente hipócrita dar por sentado que toda la población es indígena, sabiendo que es radicalmente falso. El hecho de negar esta realidad social y cultural implica que, cuando menos, el 81% de la población boliviana tendría que adscribirse a alguna de las poblaciones indígenas existentes y ser elegidos según el procedimiento que rija en cada una de esas culturas en lugar de hacerlo por la vía consolidada en todas las naciones democráticas del mundo. Además de esos agravios políticos a la población mestiza, la negación de esta potente cultura, surgida de la unión de los conquistadores españoles con las mujeres indígenas, conlleva la ocultación de lo más valioso que tienen los países hispanoamericanos: hablar un mismo idioma y rezar a un mismo Dios. Hay centenares de investigaciones y de libros publicados en los que se puede reconocer lo beneficioso que resultó ese legado cultural español. Un legado que solo existe en los países conquistados por los españoles. Por ello, me parece increíble que haya compatriotas nuestros que apoyen ese atraco a lo más genuino de nuestro pasado histórico.

Actitud grotesca

Es más, esa actitud grotesca del actual gobierno boliviano va en contra de la verdadera historia de los pueblos latinoamericanos, pues en contra de lo que los actuales gobiernos bolivarianos, surgidos a partir del chavismo venezolano, quieren hacernos ver, la práctica totalidad de los movimientos independentistas de aquellos países hermanos no fueron dirigidos por caudillos indígenas, sino por líderes criollos que, apoyados por los gobiernos ingleses y tutelados por la internacional masónica europea, decidieron luchar contra el dominio español. Hace unos años analicé las biografías de todos los caudillos que encabezaron las luchas independentistas contra España y solo encontré alguna pequeña participación indígena. Eso sí, la actuación de los gobiernos españoles contra esos caudillos autóctonos fue sanguinaria, cosa que no sucedió con los independentistas criollos.

Es evidente que ese intento usurpatorio de la identidad mestiza se explica por la utilización del movimiento indigenista contra la historia cultural española. Sin embargo, como afirma muy certeramente el periodista Prudencio Lizón, por muchos intentos usurpadores que se lleven a cabo, nadie podrá negar que la base fundamental del ser boliviano es el cristianismo, el castellano, las vírgenes de Copacabana, Cotoca y Urkupiña, el cerro rico de Potosí, la Universidad de Charcas, y las misiones jesuíticas de Moxos y Chiquitos.

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